Un musical que nos hace sentir parte de la foto

Una corona para Claudia

Una corona para Claudia
03/04/2019

Una Corona Para Claudia podría ser la historia de cualquiera de nosotros, de cómo entramos y salimos de la vida de los demás y las transformamos, habla de cómo el amor y la amistad nos vuelven nuestros mundos del revés. Habla del apasionamiento, de saber saborear lo que nos rodea, de apreciar lo que la vida ofrece. Habla de una generación y, sin embargo, hace que los que andamos ya un poco lejos de ahí, nos sintamos parte de la foto porque nosotros también hemos estado en ese lugar. Una función optimista, gamberra y muy luminosa, que aborda su propio drama desde una sonrisa, respirando a través de canciones originales, pero sin intensidades ni excesos.

Me gustó que se olvidaran de monsergas y optaran por la sencillez, que quisieran contar una historia inspirada en aquello que les rodea en el día a día que corresponde a su edad  -Salpicándolo con referencia seriófilas, pasando por el mundo Blablacar o riéndose de la adicción a los smartphones- inventando e interpretando personajes cercanos, identificables, que nos contaran de su propia realidad desde una visión desprejuiciada, a veces un poco tópica y naif, pero desde un lugar sin grandes pretensiones.

Iker Azkoitia, su autor y director, ha sido tremendamente inteligente al tejer la vida de sus personajes -tomándose en serio a sí mismo en su justa medida- confeccionándolos con trazos de realidad y lugares comunes, salpicando el dramatismo con ensoñaciones, referencias a nuestra actualidad y un humor juguetón y algo friki, que le aporta la sal de su propia personalidad; y todo esto rematado con una puesta en escena absolutamente sencilla, no le hace falta más, y unas canciones que suceden sin darnos cuenta, que cuando te marchas para casa sigues tarareando. Labor también de Ricky Fan de quien no hay que olvidarse.

Otra demostración de la inteligencia de Iker queda patente al ver el equipo del que se ha rodeado. El elenco es todo cariño y compromiso, aportano tanta cercanía que sus personajes podrían pertenecer a cualquier instante de nuestros días. Es un gusto ver actores que nos regalan verdad, tanto cuando hablan como cuando cantan, algo no tan frecuente en los musicales, por mucho que me duela hacer esta afirmación.

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