«Una Semana nada más» es una obra que podría ser más de lo que es. Es una comedia muy sencilla y ligera, pero le falta ritmo; pieza clave en una comedia.
La primera mitad se hace excesivamente larga y en la segunda mitad aparecen nuevos conflictos los cuales, se resuelven de una manera apresurada. Cierto es que los actores hacen gala de su talento defendiendo un texto y una trama en la que se hace complicado encontrar la coherencia; aún así la obra necesita una energía distinta a la que tiene. Tampoco la escenografía les ayuda mucho en el desarrollo de la acción.
Es una obra sin pretensiones, divertida a momentos, larga en otros; suficiente para evadirse de los problemas cotidianos y distraerse.