Fabián Castro, Marta Levenfeld y Flor Maldjian es el elenco elegido por Víctor Heranz para esta adaptación de una de las icónicas obras de Strindberg.
La atmósfera que ha creado el director y la escenografía te van envolviendo lentamente hasta introducirte en la trama.
Víctor Heranz le ha dado mucha importancia a toda una serie de detalles casi imperceptibles que puede pasar desapercibida, pero que, si prestáis atención a algunos gestos y objetos, os sorprenderéis de todo lo que nos pueden contar y de la fuerza que adquieren en la trama.
Uno de mis principales miedos al ver la obra es que había leído que era un poco compleja, ya que habla de un sinfín de temas en apenas hora y media, pero esta adaptación lo hace de tal manera que resulta muy fácil de seguir.
Creo que en esta producción he visto todo lo malo del ser humano. Nuestros peores defectos puestos frente a nosotros mismos, y esto lo encarna a la perfección el personaje de Juan, que es el que lleva todo el peso de la obra, pero para que a este personaje todo le salga rodado necesita a la señorita Julia (Marta Levenfeld), que nos regala unos momentos hipnóticos con su actuación, y a Cristina (Flor Maldjian), que es de esos personajes con los que no sabes a qué atenerte, de estas personas grises que se encuentra en el medio de la tormenta y te atrapa, pero desconoces de que lado se pondrá.
La señorita Julia me ha entristecido enormemente, sobre todo por lo que transmite: vemos cómo un personaje que parece que no se doblega ante nada, lo hace ante el amor, el miedo y el qué dirán (Julia). También seremos testigos de cómo Julia, a la que en un principio vemos con soberbia y altanería, sus miedos son más fuertes y la hacen volverse más pequeña.
Por otro lado, Juan me ha parecido despreciable y la cara que nos enseña continuamente me deja perpleja, ya que nunca sabemos si bromea o no. ¿Hay algo de verdad en lo que nos ha narrado?
Creo que Víctor ha querido hacer que el espectador dudase de algunas cosas y que entrase en ese juego que Juan comienza en la Noche de San Juan.
Fabián, Marta y Flor transmiten mucha fuerza sobre el escenario y, aunque en dos ocasiones no les pude oír lo que decían (no sé si era la intención del texto o no) pero les tengo que agradecer que haya disfrutado enormemente de este clásico.