Ni teatro, ni circo, ni concierto. Bueno, algo de concierto sí tiene, y de circo, y de teatro. Pero WAH es más. Es una experiencia entretenida, hipnótica y divertida. No sé si se sigue diciendo así o resulta una expresión de señora viejuna, pero te aseguro que WAH es una PASADA.
Me cautivó el cuidado de todos los detalles: desde cómo te reciben a las puertas del recinto ferial, pasando por el acceso al pabellón, los detalles decorativos del espacio de la primera experiencia, así como la selección musical para entrar en el “mood”. Qué raro resulta meterse en un pabellón de IFEMA un domingo a la hora del aperitivo y mezclar nachos con guacamole, poke de salmón y rollos de langostinos vietnamitas, regados con un buen margarita y todo aderezado con temazos de Rihanna y Michael Jackson, entre otros, mientras fuera hace un sol de justicia. Consiguen introducirte en otro mundo. Pero es que, después de comer (bastante bien, por cierto) aún queda lo mejor.
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¡Qué pedazo de espectáculo! La selección de los artistas es impresionante. El diseño de luces, increíble. Los audiovisuales, soberbios. Y la selección de temas, de lo mejor que he escuchado en mucho tiempo. Una oda al “mashup” brutal.
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WAH es una prodigiosa mezcla de pop, rock, techno, ópera, y muchos más estilos. Solo suenan temazos. Eso sí, hay malas noticias: si te gusta el reggaetón, saldrás algo decepcionado.
Una pequeña recomendación de mejora: disponen de poquitas opciones para los celiacos, colectivo en el que, por desgracia, milito. Pero haberlas, las hay.
Y una nota importantísima: ve con peques. Si te preocupan los tímpanos de la chiquillería, lleva protectores acústicos, pero debes regalar esta experiencia tan chula, porque es un excelente concierto, con la ventaja de poder disfrutarlo desde la comodidad y la seguridad de una butaca. Deja que se vayan empapando del “vicio” del directo.