Salvemos la MÚSICA

WAH Madrid

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WAH Madrid → IFEMA - Feria de Madrid
03/05/2022

Partiendo de una premisa que recuerda en ciertos aspectos al musical We will rock you (en cuanto a ese futuro distópico donde se ha prohibido la música), Wah nos sumerge en un club clandestino que pretende rebelarse contra la dictadura de la nación Omega. El hilo conductor del espectáculo lo constituye la propia música, una música donde tienen cabida todas las tendencias y estilos que te puedas imaginar. De esta manera, el clasicismo y la ópera conviven con el jazz, el pop, el rock, el electro, el flamenco o el heavy metal. El lema que se repite a lo largo de todo el show hace honor a esta propuesta: Save the music (Salvemos la música), pero la MÚSICA con mayúsculas, esa que no hace distinciones ni dobles categorías a la hora de considerar un estilo como mejor o superior a otro. La música es amor, es el lenguaje universal que nos habla al corazón hasta elevarlo, hasta hacerlo saltar de felicidad, como pasó con el de todos los asistentes allí presentes. Eso es el espectáculo. Sin embargo, antes de navegar por esa sucesión frenética y vertiginosa de notas musicales, los visitantes/espectadores accedemos a un espectacular y fantástico mercado callejero de comida con diferente puestos donde poder disfrutar de variadas propuestas gastronómicas (todo ello después de haber atravesado una suerte de mini pasaje del terror). Es quizá esta primera parte la que menos me ha entusiasmado, no tanto por la decoración (que es bastante impresionante) sino porque los platos (pizzas, perritos calientes, hamburguesas, etc.), que rondan los 8-10 € aproximadamente por persona (cosa lógica, por otro lado, en este tipo de lugares) además de la bebida (entre 3 y 12 €), tampoco tienen esa grandísima calidad que se les presuponía. Evidentemente, lo de comer ahí es opcional. Uno puede deambular por este Food Hall durante hora y media hasta que dé comienzo el show. Como decía, esta primera sección me había dejado algo tibio, pero entonces vino el ESPECTÁCULO y la emoción se apoderó de mí gracias al inmenso talento que había sobre el escenario: chorros de voz que me hicieron sentir la música en estado puro hasta cumplir con todas esas expectativas (esta vez sí) que llevaba.

 

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