Nos encanta encasillar o simplemente, no lo podemos evitar; lo hacemos porque nos sale, nos nace del corazón o de la costumbre. Incluso, lo hace quien menos te lo esperas. Lo mismo ocurre en el amor y en las relaciones: yo soy bi, tú eres homo, ella es hetero… y tú “eres” en función de “a quién amas” (¿Y qué más da a quién amas?) parece que no hubo un pasado ni puede haber un futuro distinto al que dicta nuestro presente. Pero sí lo hay. Se nos olvida que en la vida contamos con algo que no se puede encasillar: la libertad; la libertad para ser, para sentir, para amar…
“Y que más da” es una comedia de enredos familiar (de muchos enredos de principio a fin) con el foco puesto en el despertar sentimental y sexual de un adolescente y la obsesión de uno de sus padres -homosexual- por que su hijo no pertenezca “al lado oscuro”. Y es que en “Y que más da” nos damos de bruces con un buen puñado de topicazos y prejuicios de un lado y de otro (si es que nos da por pensar que hay lados o sólo dos lados, claro) que nos deberían hacer reflexionar.
Una comedia de “nuevos” modelos de familia con la que reír, pasar muy buen rato, y en la que la libertad se abre paso ante la obsesión de encasillar, etiquetar y poner nombre a lo que todavía no sabemos ni que existe. Al final la obra, como la vida, va por donde quiere ir. Lo mejor, es dejarse llevar, disfrutar y dejarnos sorprender. ¡Que viva el amor!