20 años hace ya de ese «Uno más uno son siete» que seguro ahora estás tarareando… Los Serrano eran la cadencia perfecta de la noche, para reunirte con los tuyos en el tresillo del salón y comentar las aventuras de esta familia, que cada vez era más tuya, más nuestra… Por eso, no desafinamos si al mirar a Víctor Elías seguimos viendo en él al pequeño Guille, que tantas veces fue la clave de nuestras sonrisas…
El error llega cuando nos quedamos ahí, en las primeras notas de este niño, que ya es un hombre. Y cuando leemos a primera vista, sin ni siquiera tener todas las hojas de la partitura. Por eso es tan necesario ver esta obra…
Para hacer #YoSostenido, curiosamente hacen falta muchos bemoles. Y Víctor los tiene… Bajo la batuta de su «hermano» Fran Perea, nos regala las melodías de su vida, para que nosotros completemos la armonía. Una fuga de sentimientos perfectamente hilados por las manos del escritor Pablo Díaz Morilla e interpretados a dúo junto al actor Javier Márquez, que le da el puntillo humorístico a estos pentagramas de emoción.
32 años resumidos en 70 minutos, donde Víctor Elías se reconcilia con su pasado bajo un hilo conductor: la música. De ahí que me haya permitido el lujo de usarla también como ligadura de expresión en estas líneas que hablan de uno de los actos de generosidad más grandes que he visto encima de un escenario.