A juzgar por el carcajíometro de los espectadores, Ben-Hur puede certificar la veracidad de su descripción en cartelera: una comedia divertida y gamberra. Lo de destornillante, personalmente, habría que ponerlo en entredicho. Una comedía con la misión, cual enfant terrible, de la irreverencia por la irrevencia, de derrocar la intocabilidad del mito de Ben-Hur, de empujar del podium los referentes colectivos de la gran pantalla. Para librar tan digno combate, no han escatimado recursos: tecnología punta y vestuario de época. Entre sus filas figuran actores de aplomo dispuestos a librar las más épicas batallas. Abriendóse paso en la cruzada, ¡hasta han llegado a reclutar miembros del público!. Y por último y más importante, cuentan con el arsenal ideológico más avanzado […]