Claudio Monteverdi: L'Orfeo

Claudio Monteverdi: L'Orfeo

L’Orfeo es una favola in musica en un prólogo y cinco actos música de Claudio Monteverdi con libreto de Alessandro Striggio, basado en Las metamorfosis de Ovidio y Las geórgicas de Virgilio.

Sinopsis

Los primeros experimentos operísticos de la historia se realizaron bajo la ambiciosa premisa de que –al igual que hiciera el legendario Orfeo– era posible domeñar las pasiones humanas a través del canto y la música: infundir alegría, tristeza o, más aún, confrontarlos abruptamente, como cuando la fatídica mensajera interrumpe las celebraciones nupciales en el segundo acto de esta ópera. No es de extrañar, por tanto, que el mito del célebre cantor tracio fuera protagonista de algunos de los primeros títulos de este género.

La efectividad de estos artificios no solo confirmaba –de acuerdo con las doctrinas neoplatónicas– el orden y la consonancia del universo: gracias al genio de Monteverdi, L’Orfeo descubrió al público de su tiempo que el teatro y el canto, aliados entre sí, eran capaces de ofrecer a la experiencia humana un abanico de emociones inexplorado y de una intensidad desconocida. La coreógrafa alemana Sasha Waltz asume un reto similar-mente ambicioso en su lectura de esta obra fundacional del género operístico: la integración de las artes en un flujo continuo y sin costuras de sonido y movimiento capaz de dominar –armonía y geometría mediantes– nuestras propias pasiones.

Sinopsis

Los primeros experimentos operísticos de la historia se realizaron bajo la ambiciosa premisa de que –al igual que hiciera el legendario Orfeo– era posible domeñar las pasiones humanas a través del canto y la música: infundir alegría, tristeza o, más aún, confrontarlos abruptamente, como cuando la fatídica mensajera interrumpe las celebraciones nupciales en el segundo acto de esta ópera. No es de extrañar, por tanto, que el mito del célebre cantor tracio fuera protagonista de algunos de los primeros títulos de este género.

La efectividad de estos artificios no solo confirmaba –de acuerdo con las doctrinas neoplatónicas– el orden y la consonancia del universo: gracias al genio de Monteverdi, L’Orfeo descubrió al público de su tiempo que el teatro y el canto, aliados entre sí, eran capaces de ofrecer a la experiencia humana un abanico de emociones inexplorado y de una intensidad desconocida. La coreógrafa alemana Sasha Waltz asume un reto similar-mente ambicioso en su lectura de esta obra fundacional del género operístico: la integración de las artes en un flujo continuo y sin costuras de sonido y movimiento capaz de dominar –armonía y geometría mediantes– nuestras propias pasiones.

Ficha artística
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