De profundis, de Oscar Wilde es una versión de Pedro Víllora, con dirección de José Luis Sixto y música de Paul Dale-Vickers, a partir de la carta confesional de Oscar Wilde. En el teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa.
Sinopsis
Este texto de Oscar Wilde es una honda y descorazonadora carta a su amante escrita desde la cárcel. Esta versión de Pedro Víllora con música y adaptación de Paul Dale-Vickers y dirección de José Luis Sixto será un estreno absoluto en España. En esta original versión, la música se funde con este excepcional texto para revitalizar la inmortal obra de Wilde.
En palabras de José Luis Sixto
De profundis, el texto más íntimo de Oscar Wilde, fue escrito para su amante lord Alfred Douglas a modo de epístola mientras Wilde cumplía condena a dos años de trabajos forzados en la prisión de Reading por delito de sodomía. La carta comienza como un ajuste de cuentas con su amado, pero su alcance es mucho mayor, abarcando el análisis de una relación familiar tóxica, la denuncia del falso juego social, la crónica de la demolición de una vida de éxito y, sobre todo, una ceremonia sobre la aceptación del dolor y la reconciliación consigo mismo.
Este texto es crucial tanto estéticamente (pues saca a Wilde de los escritores decimonónicos y lo convierte en un escritor contemporáneo) como políticamente (al poder ser considerado como la Carta Magna de los movimientos contra la homofobia), pero además De profundis es tal vez la más importante carta de amor jamás escrita. Y, sin duda, la más dolorosa. Wilde siempre ha sido un símbolo de la lucha por la libertad individual y la aceptación de la diversidad. Representar De profundis en la cercanía de nuestro espacio de representación es una manera de celebrar estas cualidades. Un espacio tan íntimo como una celda, pero tan amplio como el universo interior de su más famoso recluso.
Estrenar De profundis, en 2025, justo 120 años después de su primera publicación, es una oportunidad para ofrecer una experiencia teatral artística y literariamente rica, y profundamente relevante. El público teatral actual se inclina hacia proyectos multidisciplinares y propuestas que siente cercanas. Nuestra puesta en escena será radicalmente atemporal, utilizando elementos atmosféricos y escenográficos de fuerte simbolismo poético, y una dirección enfocada a lo emocional y al trabajo físico, haciendo la obra accesible y relevante para cualquier espectador, independientemente de su edad o conocimiento del autor. En este sentido uno de nuestros principales objetivos es llamar la atención sobre la figura y el legado de Wilde, y su relevancia en el mundo moderno.
De profundis es una de las propuestas inmersivas más emocionantes de la próxima temporada. Un monólogo vibrante que combina la profundidad emocional y rica narrativa del texto original (brillantemente adaptado al castellano por Pedro Víllora), las composiciones musicales de Paul Dale Vickers (con músicos en vivo interactuando y transformando la escena), la energía y estética del rock glam (tomando como referencia el valor iconográfico de David Bowie) y un espacio dinámico, siempre activo. Con estos elementos crearemos una experiencia teatral y musical única que invitará a la introspección y la conexión emocional, un catalizador para el debate sobre derechos humanos y justicia social que convertirá al teatro Fernán Gómez en un espacio para el diálogo y la reflexión.
En palabras de Pedro Víllora
Oscar Wilde (1854-1900) fue el príncipe de la frivolidad, la paradoja y el ingenio, pero asimismo fue un maestro del dolor y el sentimiento. De profundis (1897), uno de sus últimos textos, demostró, para quien no lo supiese ya, que detrás de La importancia de llamarse Ernesto, El abanico de Lady Windermere, El fantasma de Canterville o El príncipe feliz latía la angustia de la inexorabilidad del tiempo y el anhelo de trascendencia de la vida mediante el arte. De profundis es, en realidad, el título de uno de los Salmos del Antiguo Testamento; aquel que dice: «Desde lo más profundo te invoco, Señor. / ¡Señor, oye mi voz! / Estén tus oídos atentos / al clamor de mi plegaria. / Si tienes en cuenta las culpas, Señor, / ¿quién podrá subsistir? / Pero en ti se encuentra el perdón, / para que seas temido». En 1897, cuando escribe, Wilde estaba encarcelado en Reading, a punto de cumplir los dos años de prisión por un delito de sodomía y escándalo tras un enfrentamiento con el padre de su amante, Lord Alfred Douglas, alias Bossie. El texto tiene el aspecto de una larga epístola dirigida al joven en el que aparentemente le reprocha su egoísmo, pero enseguida se descubre que esa acusación es solo el apoyo desde el que culparse a sí mismo por haber traicionado sus ideales y su compromiso con el arte y la literatura. Y, yendo un poco más lejos, termina siendo un elogio del sufrimiento y del dolor como elementos necesarios para la purificación y la grandeza.
En 2014, el compositor e intérprete Paul Dale-Vickers adaptó De profundis para la escena londinense y creó una hermosísima pieza donde la música terminaba de dar a las palabras de Wilde la emotividad sonora y rítmica de los salmos. La exposición de la culpa, la petición de perdón y la propia acción de perdonar, encuentran en su música el vehículo idóneo para llegar a la emoción de los espectadores y llenar sus corazones de belleza y serenidad. Como la historia de Wilde es harto conocida para un británico, Vickers va directamente a la esencia de sus palabras; la adaptación española, sin embargo, da más pistas sobre las circunstancias que llevaron a Oscar Wilde a destruir su reputación y desaparecer de la vida pública, a fin de asumir las terribles circunstancias desde las que pudo escribir esta carta dolorosa y estremecedora.
Llevar a escena De profundis es un acto de amor a Wilde pero sobre todo a la humanidad, porque es uno de esos textos que van más allá de la forma literaria para exponer la crueldad del dolor de revisar quiénes somos y qué hemos hecho, y al mismo tiempo la belleza de perdonarnos y la esperanza de seguir construyéndonos de manera mejor y más amable. Y es que a veces necesitamos caer a lo más profundo para desde ahí levantarnos y caminar con mayor ligereza por la hermosa calma de la superficie.