El cuidador es un espectáculo dirigido por Antonio Simón a partir de la obra de Harold Pinter. Una adaptación que recrea los hechos en cualquier ciudad de hoy de nuestro país, llena de humor, sorpresas y muchos objetos.

Sinopsis

El humor y la ironía circula con comodidad en este texto que bebe mucho de la portentosa tradición de la comedia británica. De una manera sutil e intrigante, la obra va desvelando cómo detrás de la risa y la actitud de los personajes se descubre una crítica lucida y humana a lo absurdo y crueles que pueden llegar a ser las circunstancias y condiciones de nuestra existencia.
El título hace referencia de una manera ambigua tanto a la posibilidad de cuidar a otra persona como a la de cuidar un piso. Los tres personajes de la obra intentarán cuidarse y cuidar la propiedad de una manera que vista desde afuera parece un desastre propio de una comedia clásica en blanco y negro dentro de una película de intriga y suspense.
Una de las preguntas que plantea la obra es el papel de la confianza en el otro: ¿En quién se puede confiar? ¿Se puede vivir sin confiar en el otro, en la vida etc…? Plantea también la paradoja de la dificultad de la comunicación. Hasta qué punto intentar conectar con el otro implica esfuerzo, no siempre recompensado.
Un triangulo de personajes, humanos, azotados por la crisis, sobrevivientes, desacoplados: dos hombres jóvenes y un viejo en un portentoso duelo dialectico, dramático y cómico a la vez.

Sinopsis

El humor y la ironía circula con comodidad en este texto que bebe mucho de la portentosa tradición de la comedia británica. De una manera sutil e intrigante, la obra va desvelando cómo detrás de la risa y la actitud de los personajes se descubre una crítica lucida y humana a lo absurdo y crueles que pueden llegar a ser las circunstancias y condiciones de nuestra existencia.
El título hace referencia de una manera ambigua tanto a la posibilidad de cuidar a otra persona como a la de cuidar un piso. Los tres personajes de la obra intentarán cuidarse y cuidar la propiedad de una manera que vista desde afuera parece un desastre propio de una comedia clásica en blanco y negro dentro de una película de intriga y suspense.
Una de las preguntas que plantea la obra es el papel de la confianza en el otro: ¿En quién se puede confiar? ¿Se puede vivir sin confiar en el otro, en la vida etc…? Plantea también la paradoja de la dificultad de la comunicación. Hasta qué punto intentar conectar con el otro implica esfuerzo, no siempre recompensado.
Un triangulo de personajes, humanos, azotados por la crisis, sobrevivientes, desacoplados: dos hombres jóvenes y un viejo en un portentoso duelo dialectico, dramático y cómico a la vez.

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