El mundo está roto pero se puede caminar es el relato de una reconciliación con la familia y la vida tras una pérdida traumática. Una obra con texto de Harkaitz Cano y dirección de Fernando Bernués, que nos invita a (re)descubrir los secretos de la literatura, viajando a través de los retos que un padre propone cada mañana a su hija, inscritos en aviones de papel. El espectáculo reflexiona sobre cómo con las historias pasa lo mismo que con las viejas canciones: que son de todos y no son de nadie.
Sinopsis
Un padre que no sabe cómo comunicarse con su hija le envía cada día un avión de papel desde el balcón para despedirse. A través de mensajes escritos en aviones, el padre pone misiones literarias a su hija para que las aclare con la complicidad de una bibliotecaria escrupulosa. Así, la niña conocerá la relación entre los libros y la vida. Muchos años después, su hija, que ahora es escritora, vuelve a la biblioteca para contar esa experiencia de iniciación que ha recogido en su primer libro.
El mundo adulto ofrecerá a la niña la punta de un hilo a través de la literatura y ella tirará de él para llegar a sus conclusiones, porque las bibliotecas son hospitales del alma.