Ese ruido es un animal es la nueva obra escrita y dirigida por María Velasco, en la que explora el vínculo entre música, identidad y comunidad, inspirándose en fenómenos como la “peste de la danza” y en las formas actuales de socialización ligadas al mundo de la rave. En la Sala Cuarta Pared.
Sinopsis
Un grupo de jóvenes acude a un festival de música buscando desconectar del mundo y vivir el momento. Pero lo que debía durar una noche se convierte en un encierro inesperado cuando estalla la pandemia y quedan aislados durante semanas. Sin escapatoria, la música se convierte en una constante que los acompaña, mientras nacen nuevas amistades, estallan emociones y surgen muchos interrogantes acerca de un futuro incierto. Esta es una historia sobre crecer en tiempos raros, donde el ritmo nunca para.
Más sobre la pieza
María Velasco firma una pieza que lanza una apuesta decidida: que la vida tenga banda sonora, y que esa música nos atraviese, nos despierte y nos haga vibrar con más intensidad y conciencia.
El elenco está compuesto por intérpretes formados en distintas etapas de la escuela de Cuarta Pared que, aunque son de generaciones diversas y han seguido distintas trayectorias, comparten la misma manera de entender el teatro a la hora de afrontar el reto que les propone la autora y directora.
DE LA PESTE DE LA DANZA AL BEAT CONTEMPORÁNEO
La obra parte de unas preguntas que Velasco se ha planteado: en un tiempo de creciente digitalización y vínculos mediados por pantallas, ¿siguen existiendo espacios donde los cuerpos puedan confundirse, dejarse llevar y buscar una catarsis compartida? ¿Puede el teatro asumir hoy esa función? ¿La fuerza del teatro es potencialmente política o es solo un brazo más de la cultura del entretenimiento?
Una de las referencias de Ese ruido es un animal es la llamada “peste de la danza”, un fenómeno documentado en Europa entre la Edad Media y el Renacimiento, en el que grupos enteros de personas bailaban hasta perder la conciencia o incluso la vida. La histeria colectiva se ha señalado como una de las causas principales de aquella peste. Velasco se pregunta si el mundo de la rave comparte ese origen irracional y comunitario, y si existe un paralelismo posible con aquellas epidemias de movimiento de hace siglos.
Tras la pandemia de la COVID-19, y con la creciente digitalización de las relaciones, los espacios donde los cuerpos se encuentran se confunden y buscan la catarsis por caminos insospechados, se han vuelto menos frecuentes, pero también más necesarios. Esta propuesta no reproduce una rave, sino que propone una historia abreviada de la música y de su relación con los movimientos sociales y las formas de pertenencia.
MARÍA VELASCO, UNA CREADORA INDISPENSABLE
La dramaturga y directora María Velasco (Premio Nacional de Literatura Dramática 2024) mantiene una larga y fructífera colaboración con Cuarta Pared desde 2008, cuando fue becada en los laboratorios ETC para escribir Günter, un destripador en Viena. Desde entonces ha firmado otros proyectos de la compañía como Gen.Esix (Noche en Blanco 2010), Destino (Territorio Danza, escrita junto a Javier G. Yagüe) o Lo real (2011). Sus obras han sido reconocidas en numerosos certámenes y estrenadas en teatros públicos, en grandes referentes del circuito alternativo o en destacados festivales, como el estreno absoluto de Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra, que tuvo lugar en el 38º Festival de Otoño en Cuarta Pared. Entre los premios obtenidos destacan: Premio Nacional de Literatura Dramática 2024 y 31º Premio SGAE de Teatro Jardiel Poncela 2022 por Primera sangre (estrenada en el CDN), Accésit Textos Teatrales Marqués de Bradomín por Perros en danza (2010) o la nominación a los Premios Max por Triple Salto (Pikor Teatro), en la categoría de Mejor Espectáculo Revelación.


