Fran Vélez
Murmullo versa sobre la muerte, sobre la pérdida; pero, sobre todo, se pregunta: ¿a qué nos aferramos para seguir viviendo?
Precisamente, un antiguo cuento persa, El lenguaje de los pájaros, inspira la respuesta a esta pregunta.
Se trata de una obra vitalista, bella y divertida sobre la superación de una pérdida; y sobre cómo el otro, a veces, nos ayuda a sobrevivir; como la alegría y el estar juntos es una vía para volar más lejos.
Murmullo también habla de cómo necesitamos el relato para vivir: buscamos los relatos para mantener vivas las relaciones con quienes ya no están. Un relato siempre es una relación. De hecho, relato significa ‘relación’. Por eso, siempre queremos que nos cuenten; para estar en contacto con lo que no podemos ver, con el otro lado de las cosas, con lo que no podemos comprender.
En la función conviven aparentemente dos mundos, el mundo de los pájaros y el mundo de la sobremesa; hasta que se funden en uno sólo y donde los personajes nos hacen dudar de qué es lo real y qué lo imaginario.
Contar es hacer aparecer el monte Khaf, es comenzar el vuelo.
Decidir contar es decidir comenzar el viaje… En la Sala Cuarta Pared.















