Georg Friedrich Händel: Orlando

Georg Friedrich Händel: Orlando

Orlando es una ópera en tres actos con música de Georg Friedrich Händel. Inspirándose en el protagonista de la película Taxi Driver protagonizado por Robert De Niro, el director de escena Claus Guth se lleva esta ópera barroca tan representativa de Händel a un contexto contemporáneo: las consecuencias de la vuelta a la realidad de un soldado retornado tras la guerra de Vietnam. Un reflejo contemporáneo del perfil guerrero y heroico de Orlando con la partitura maestra del compositor alemán y las voces de Anna Prohaska, Christophe Damaux y Anthony Roth Costanzo.

Sinopsis

El poema épico Orlando furioso de Ludovico Ariosto constituye el sustrato literario que nutre nada menos que tres títulos —los otros dos son Ariodante y Alcina—, de Georg Friedrich Händel. La obra fue escrita para Senesino, celebérrimo castrato cuyas sobrenaturales habilidades pueden inferirse a partir de la variada gama de registros que la partitura demanda a su protagonista, en especial en la particular y exigentísima «escena de la locura» que cierra su segundo acto.

Con una trama que gira de forma casi exclusiva en torno a los celos —y la enajenación— de su protagonista a causa del afecto que su amada Angelica profesa al príncipe Medoro, la obra supone hoy en día un desafío mayúsculo para la dirección de escena. La celebrada propuesta de Claus Guth —consistente en convertir a Orlando en un veterano de guerra con estrés postraumático incapaz de hacer frente a la realidad— sortea con brillantez esta brecha, arrojando luz y proporcionando a la vez innumerables sorpresas a lo largo de un recorrido dramático que acaba convirtiendo en una vivificante terapia.

Sinopsis

El poema épico Orlando furioso de Ludovico Ariosto constituye el sustrato literario que nutre nada menos que tres títulos —los otros dos son Ariodante y Alcina—, de Georg Friedrich Händel. La obra fue escrita para Senesino, celebérrimo castrato cuyas sobrenaturales habilidades pueden inferirse a partir de la variada gama de registros que la partitura demanda a su protagonista, en especial en la particular y exigentísima «escena de la locura» que cierra su segundo acto.

Con una trama que gira de forma casi exclusiva en torno a los celos —y la enajenación— de su protagonista a causa del afecto que su amada Angelica profesa al príncipe Medoro, la obra supone hoy en día un desafío mayúsculo para la dirección de escena. La celebrada propuesta de Claus Guth —consistente en convertir a Orlando en un veterano de guerra con estrés postraumático incapaz de hacer frente a la realidad— sortea con brillantez esta brecha, arrojando luz y proporcionando a la vez innumerables sorpresas a lo largo de un recorrido dramático que acaba convirtiendo en una vivificante terapia.

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