La clemenza di Tito

Sinopsis

Encargada para celebrar la coronación de Leopoldo II de Austria como rey de Bohemia, La clemenza di Tito constituye una perfecta ilustración de la opera seria metastasiana. El emperador romano Tito se ve obligado a hacer frente a una violenta rebelión, que logra reprimir sin por ello perder la magnanimidad. Compuesta en un momento en que la Revolución Francesa se encontraba en pleno apogeo, y con media Europa cuestionando la capacidad y moralidad de las coronas que en ella reinaban, presentar en escena un dirigente cabal y virtuoso era una oportunidad que no se podía dejar pasar. Leopoldo II subía al trono para hacer frente a una monarquía en crisis, de la misma forma que Tito se había visto forzado a asumir el liderazgo de una convaleciente dinastía Flavia. A través de la historia de este último se trataba de influir de forma directa en la opinión pública a favor de aquel. Wolfgang Amadeus Mozart aceptó hacerse cargo de un cometido que había declinado un Antonio Salieri desbordado de trabajo y reservó para la que sería una de sus últimas obras– la compuso en 1791, tan solo unos meses antes de fallecer– algunas de sus páginas más sublimes. La puesta en escena de Ursel y Karl-Ernst Herrmann fue uno de los primeros encargos de Gerard Mortier, que presentó en Bruselas, Salzburgo, París y Madrid. La recuperación de esta producción quiere ser, también, un recuerdo en honor de quien fue director artístico del Teatro Real.

Idioma:
Italiano
Sinopsis

Encargada para celebrar la coronación de Leopoldo II de Austria como rey de Bohemia, La clemenza di Tito constituye una perfecta ilustración de la opera seria metastasiana. El emperador romano Tito se ve obligado a hacer frente a una violenta rebelión, que logra reprimir sin por ello perder la magnanimidad. Compuesta en un momento en que la Revolución Francesa se encontraba en pleno apogeo, y con media Europa cuestionando la capacidad y moralidad de las coronas que en ella reinaban, presentar en escena un dirigente cabal y virtuoso era una oportunidad que no se podía dejar pasar. Leopoldo II subía al trono para hacer frente a una monarquía en crisis, de la misma forma que Tito se había visto forzado a asumir el liderazgo de una convaleciente dinastía Flavia. A través de la historia de este último se trataba de influir de forma directa en la opinión pública a favor de aquel. Wolfgang Amadeus Mozart aceptó hacerse cargo de un cometido que había declinado un Antonio Salieri desbordado de trabajo y reservó para la que sería una de sus últimas obras– la compuso en 1791, tan solo unos meses antes de fallecer– algunas de sus páginas más sublimes. La puesta en escena de Ursel y Karl-Ernst Herrmann fue uno de los primeros encargos de Gerard Mortier, que presentó en Bruselas, Salzburgo, París y Madrid. La recuperación de esta producción quiere ser, también, un recuerdo en honor de quien fue director artístico del Teatro Real.

¡Enlace copiado!