Hace cien años, Ramón María del Valle-Inclán pergeñó, en un momento de plenitud literaria, la trilogía Martes de Carnaval.
En ella figura la obra Los cuernos de don Friolera, en la que su protagonista, un militar, entra en una espiral de locura al recibir un texto anónimo con información infundada sobre su mujer —al modo en que las fake news interesadas pueblan hoy Internet—. El teniente Friolera no sabe gestionar el bulo y es arrastrado a un aquelarre de celos y honra trasnochada.
Sinopsis
A partir de aquí cabalgamos con Valle-Inclán en su apuesta estética y ética en la que transita desde los rapsodas griegos (y ciegos) hasta el teatro de títeres, pasando por el redescubrimiento del honor calderoniano, los celos shakespearianos, la reflexión sobre el arte y la sociedad en España, el distanciamiento brechtiano y la omnipresente mirada del pueblo con su ancestral sabiduría. Nos dejamos emborrachar de su libertad creativa, su capacidad sugerente, su diversión transgresora, su deseo de regeneración y su intensa, agria e incluso dolorosa actitud crítica, la cual retomamos desde nuestra sensibilidad actual, que no puede quedar impasible ante la tétrica e insoportable realidad de que en España fueron asesinadas más de cincuenta mujeres en 2023 a manos de sus parejas o exparejas.
De la mano de Valle, nos sumamos al juego de lo grotesco para, en definitiva, conocernos y conocer mejor nuestra no poco deformada y contradictoria realidad.
Ainhoa Amestoy