Medida por medida

Medida por medida

Sinopsis

Sexo, muerte, poder y corrupción. Con estos ingredientes Shakespeare construye la comedia “impura” Medida por medida.

SINOPSIS

Vincentio, Duque de Viena, incapaz de aplicar las leyes cristianas que castigan las prácticas sexuales contrarías a las mismas, delega el poder en Ángelo, un inquisidor incorruptible. En su primera decisión como juez supremo, Ángelo castiga a Claudio, joven vienés, a morir. Su delito: ha fornicado con su novia y la ha dejado embarazada. No, no es que no se quiera casar con ella, que quiere; es mucho más simple: la ley castiga a quien fornica fuera del sacramento. Isabella, hermana de Claudio, a punto de entrar en el convento, se ve en la obligación de interceder ante Ángelo para que perdone la vida de su hermano. Carácter, inteligencia, virtud, recato y belleza. Eso es lo que aporta Isabella. Y eso es lo que percibe Ángelo, el incorruptible, como un enorme aliciente para turbar el carácter de Isabella, anular su inteligencia, para finalmente, pervertir la virtud, aprovechar la belleza y, si fuera necesario, forzar el recato de la joven, todo a cambio de la vida del hermano sentenciado. Y todo esto lo ve el duque bajo un disfraz de fraile, como un espectador ávido de entender, casi en un ejercicio obsceno de vouyerismo onanista, hasta el punto de enamorarse, también, de Isabella, lo que convierte a su sucesor en su rival.

A todo esto, naturalmente, ni Ángelo primero, ni Vincentio después, cuentan con la opinión de Isabella sobre su propia opinión, gustos, planes, en fin, sobre si le apetece tomar un café con ellos, o ir al teatro. El cortejo de la seducción no forma parte de esta pieza maestra. Ángelo extorsiona a Isabella, y el Duque pretende hacerla suya mediante el voto de obediencia a la máxima autoridad política.

 

Duración:
Idioma:
Castellano
Sinopsis

Sexo, muerte, poder y corrupción. Con estos ingredientes Shakespeare construye la comedia “impura” Medida por medida.

SINOPSIS

Vincentio, Duque de Viena, incapaz de aplicar las leyes cristianas que castigan las prácticas sexuales contrarías a las mismas, delega el poder en Ángelo, un inquisidor incorruptible. En su primera decisión como juez supremo, Ángelo castiga a Claudio, joven vienés, a morir. Su delito: ha fornicado con su novia y la ha dejado embarazada. No, no es que no se quiera casar con ella, que quiere; es mucho más simple: la ley castiga a quien fornica fuera del sacramento. Isabella, hermana de Claudio, a punto de entrar en el convento, se ve en la obligación de interceder ante Ángelo para que perdone la vida de su hermano. Carácter, inteligencia, virtud, recato y belleza. Eso es lo que aporta Isabella. Y eso es lo que percibe Ángelo, el incorruptible, como un enorme aliciente para turbar el carácter de Isabella, anular su inteligencia, para finalmente, pervertir la virtud, aprovechar la belleza y, si fuera necesario, forzar el recato de la joven, todo a cambio de la vida del hermano sentenciado. Y todo esto lo ve el duque bajo un disfraz de fraile, como un espectador ávido de entender, casi en un ejercicio obsceno de vouyerismo onanista, hasta el punto de enamorarse, también, de Isabella, lo que convierte a su sucesor en su rival.

A todo esto, naturalmente, ni Ángelo primero, ni Vincentio después, cuentan con la opinión de Isabella sobre su propia opinión, gustos, planes, en fin, sobre si le apetece tomar un café con ellos, o ir al teatro. El cortejo de la seducción no forma parte de esta pieza maestra. Ángelo extorsiona a Isabella, y el Duque pretende hacerla suya mediante el voto de obediencia a la máxima autoridad política.

 

Ficha artística
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