Mil amaneceres es una obra que se enmarca dentro del género bululú, donde un actor interpretaba a varios personajes a modo de monólogo. Escrita por el Max de Honor, Jose Luis Alonso de Santos, es interpretada por Carlos Manrique y producida por la compañía emergente Mentha Teatro.

Sinopsis

Mil amaneceres se desarrolla en la Castilla de las Españas del siglo XVII. El joven Benjamín, autor reconocido y altamente valorado, acude a rendir homenaje a quien ha sido su compañero, maestro y amigo: Antón Toledo, al que conoció en galeras siendo un adolescente durante los mil días de condena. Con él, siguió la aventura de la vida durante muchos años hasta que sus caminos se separaron. Ante el féretro de Antón, Benjamín se enfrenta al recuerdo explicando y comentando hechos, anécdotas, lances y sucesos lejanos en el tiempo, pero muy presentes en su mente. En su revivir descubre que las reflexiones y la actitud de Antón ante la vida, ahora ya sólo en su recuerdo, son las mejores armas para afrontar el día a día. Por duras y difíciles que sean las circunstancias que nos rodean, no hay que darse por vencidos. “Hay que remar siempre hacia delante por duro y cruel que sea el banco de galeote en el que estemos sentados”.

Duración:
Edad:
todos los públicos
Sinopsis

Mil amaneceres se desarrolla en la Castilla de las Españas del siglo XVII. El joven Benjamín, autor reconocido y altamente valorado, acude a rendir homenaje a quien ha sido su compañero, maestro y amigo: Antón Toledo, al que conoció en galeras siendo un adolescente durante los mil días de condena. Con él, siguió la aventura de la vida durante muchos años hasta que sus caminos se separaron. Ante el féretro de Antón, Benjamín se enfrenta al recuerdo explicando y comentando hechos, anécdotas, lances y sucesos lejanos en el tiempo, pero muy presentes en su mente. En su revivir descubre que las reflexiones y la actitud de Antón ante la vida, ahora ya sólo en su recuerdo, son las mejores armas para afrontar el día a día. Por duras y difíciles que sean las circunstancias que nos rodean, no hay que darse por vencidos. “Hay que remar siempre hacia delante por duro y cruel que sea el banco de galeote en el que estemos sentados”.

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