Sasha Waltz & Guests: L'Orfeo

Sasha Waltz & Guests: L'Orfeo

La compañía Sasha Waltz & Guests presenta L’Orfeo con música Claudio Monteverdi

Sinopsis

Los primeros experimentos operísticos de la historia se realizaron bajo la ambiciosa premisa de que -al igual que hiciera el legendario Orfeo- era posible domeñar las pasiones humanas a través del canto y la música: infundir alegría, tristeza o, más aun, confrontarlos abruptamente, como cuando la fatídica mensajera interrumpe las celebraciones nupciales en el segundo acto de esta ópera. No es de extrañar, por tanto, que el mito del célebre cantor tracio fuera protagonista de algunos de los primeros títulos de este género.

La efectividad de estos artificios no solo confirmaba –de acuerdo con las doctrinas neoplatónicas– el orden y la consonancia del universo: gracias al genio de Monteverdi, L’Orfeo descubrió al público de su tiempo que el teatro y el canto, aliados entre sí, eran capaces de ofrecer a la experiencia humana un abanico de emociones inexplorado y de una intensidad desconocida. La coreógrafa alemana Sasha Waltz asume un reto similarmente ambicioso en su lectura de esta obra fundacional del género operístico: la integración de las artes en un flujo continuo y sin costuras de sonido y movimiento capaz de dominar -armonía y geometría mediantes- nuestras propias pasiones.

Sinopsis

Los primeros experimentos operísticos de la historia se realizaron bajo la ambiciosa premisa de que -al igual que hiciera el legendario Orfeo- era posible domeñar las pasiones humanas a través del canto y la música: infundir alegría, tristeza o, más aun, confrontarlos abruptamente, como cuando la fatídica mensajera interrumpe las celebraciones nupciales en el segundo acto de esta ópera. No es de extrañar, por tanto, que el mito del célebre cantor tracio fuera protagonista de algunos de los primeros títulos de este género.

La efectividad de estos artificios no solo confirmaba –de acuerdo con las doctrinas neoplatónicas– el orden y la consonancia del universo: gracias al genio de Monteverdi, L’Orfeo descubrió al público de su tiempo que el teatro y el canto, aliados entre sí, eran capaces de ofrecer a la experiencia humana un abanico de emociones inexplorado y de una intensidad desconocida. La coreógrafa alemana Sasha Waltz asume un reto similarmente ambicioso en su lectura de esta obra fundacional del género operístico: la integración de las artes en un flujo continuo y sin costuras de sonido y movimiento capaz de dominar -armonía y geometría mediantes- nuestras propias pasiones.

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