Somnole es un espectáculo de Boris Charmatz. El coreógrafo vuelve a la forma del solo con una coreografía sucinta acompañada únicamente por un tenue silbido. Una danza que vehicula melodías familiares y materializa gestos latentes.
Sinopsis
Centrada en dos ejes principales: por un lado, la idea de somnolencia, que evoca un estado intermedio, a medio camino entre la vigilia y el sueño, como una suerte de puente entre el mundo mental y el mundo físico; y, por otro, que el propio intérprete produce la música en forma de silbido, modelando el movimiento al escapar el aliento de los labios.
Charmatz silba notas, hace aparecer una melodía tras otra, como una cartografía efímera de un estado de ánimo. Después de infini (2019), pieza caracterizada por una oralidad desbordante, en la que la pronunciación de cifras se transmitía de un cuerpo a otro, el coreógrafo opta por una reducción radical del sentido y la fisicalidad. En SOMNOLE, el aire exhalado de los silbidos se une a la aparición de un movimiento, formando un frágil vínculo de danza y música. Charmatz dice “basta con tener los labios secos para que se detenga. Te quedas sin aliento y se detiene; de ahí la necesidad de producir una danza sencilla, atenuada y lánguida. Si te mueves demasiado rápido, el silbido suena rápidamente falso o se vuelve inaudible.” A medida que la música se construye, con sus mezclas y rupturas, se desarrollan cualidades de movimiento y enlaces entre el silbido y la dinámica del gesto, ya sea ralentizado, entrecortado, somnoliento o agudo.