Tarab. (Música para follar)

Tarab. (Música para follar)

Tarab. (Música para follar), estado de emocionalidad elevada, embeleso, éxtasis o encantamiento que puede evocar sensaciones exaltadas de tristeza y alegría al mismo tiempo.

Sinopsis

La audición es uno de los sentidos más complejos, se relaciona con el sistema límbico y núcleos cerebrales relacionados con el procesamiento emocional.

El aprendizaje que va unido a una emoción es más fácilmente recuperable, por esta razón, todos aquellos recuerdos que despierten un sentimiento y estén asociados a una emoción serán más fáciles de recordar.

Escuchar música libera dopamina de la misma forma que se libera con la comida, el sexo o las drogas, por lo que tiene un impacto en nuestro estado de ánimo y nos hace sentir bien, mal o en ese estado intermedio. La música induce cambios fisiológicos en nosotros de la misma manera que lo hace cualquier estímulo emocional.

La emoción musical es una comunicación no verbal.

El placer que suscita regula comportamientos afectivos.

Las respuestas emocionales a la música son reproductibles entre diferentes personas y momentos.

La música produce respuestas fisiológicas cuya amplitud depende del contenido emocional.

Sentir un cosquilleo suave entre el pelo y el cráneo, que baja por la nuca hasta perderse en la espalda. Darle la vuelta por dentro a los ojos. El jugo dulce brotando incipiente en las pailas gustativas. Percibir como la piel se vuelve más sensible al tacto, al calor, al roce, como en carne viva. La contracción involuntaria de los músculos del estómago, la entraña. Tener literalmente los pelos de punta. Perder por un momento la noción del lugar, del tiempo y del ser. Llevarte escandalosamente lejos e impertinentemente cerca. Como esa sensación de embriaguez que, al menos yo, sólo consigo sentir follando.

Sinopsis

La audición es uno de los sentidos más complejos, se relaciona con el sistema límbico y núcleos cerebrales relacionados con el procesamiento emocional.

El aprendizaje que va unido a una emoción es más fácilmente recuperable, por esta razón, todos aquellos recuerdos que despierten un sentimiento y estén asociados a una emoción serán más fáciles de recordar.

Escuchar música libera dopamina de la misma forma que se libera con la comida, el sexo o las drogas, por lo que tiene un impacto en nuestro estado de ánimo y nos hace sentir bien, mal o en ese estado intermedio. La música induce cambios fisiológicos en nosotros de la misma manera que lo hace cualquier estímulo emocional.

La emoción musical es una comunicación no verbal.

El placer que suscita regula comportamientos afectivos.

Las respuestas emocionales a la música son reproductibles entre diferentes personas y momentos.

La música produce respuestas fisiológicas cuya amplitud depende del contenido emocional.

Sentir un cosquilleo suave entre el pelo y el cráneo, que baja por la nuca hasta perderse en la espalda. Darle la vuelta por dentro a los ojos. El jugo dulce brotando incipiente en las pailas gustativas. Percibir como la piel se vuelve más sensible al tacto, al calor, al roce, como en carne viva. La contracción involuntaria de los músculos del estómago, la entraña. Tener literalmente los pelos de punta. Perder por un momento la noción del lugar, del tiempo y del ser. Llevarte escandalosamente lejos e impertinentemente cerca. Como esa sensación de embriaguez que, al menos yo, sólo consigo sentir follando.

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