Umberto Giordano: Siberia

Umberto Giordano: Siberia

Siberia es una ópera en versión concierto de tres actos de Umberto Giordano con libreto de Luigi Illica.

Sinopsis

El estreno vienés de la primera ópera de Umberto Giordano –Mala vita– en septiembre de 1892 mereció una certera reseña por parte del legendario crítico musical Eduard Hanslick: «Su sentido del drama es más fuerte que su talento musical, su temperamento más fuerte que su arte». Esta sentencia planea sobre la mayor parte de la producción operística de Giordano, autor clave de la giovane scuola verista merced a éxitos perdurables como Andrea Chénier y, en menor medida, Fedora. Secuela de esta última en cuanto a la ambientación rusa, Siberia (1903) gozó de una fugaz popularidad antes de caer en el olvido, destino al que contribuyó el libreto de Luigi Illica, que reeditó el triángulo amoroso explotado ya en Andrea Chénier Tosca, integrado aquí en una trama tan exótica como extravagante.

La partitura de Giordano juega, en cambio, bazas más interesantes gracias a la profusa integración de melodías folclóricas rusas y la utilización de la disonancia para expresar el paroxismo y la desesperación. Testifican a favor de Siberia su calurosa acogida en París en 1905, que recibió elogiosas palabras de Gabriel Fauré, quien saludó su segundo acto como «una de las páginas más singulares y cautivadoras que puede ofrecer la música dramática moderna».

Sinopsis

El estreno vienés de la primera ópera de Umberto Giordano –Mala vita– en septiembre de 1892 mereció una certera reseña por parte del legendario crítico musical Eduard Hanslick: «Su sentido del drama es más fuerte que su talento musical, su temperamento más fuerte que su arte». Esta sentencia planea sobre la mayor parte de la producción operística de Giordano, autor clave de la giovane scuola verista merced a éxitos perdurables como Andrea Chénier y, en menor medida, Fedora. Secuela de esta última en cuanto a la ambientación rusa, Siberia (1903) gozó de una fugaz popularidad antes de caer en el olvido, destino al que contribuyó el libreto de Luigi Illica, que reeditó el triángulo amoroso explotado ya en Andrea Chénier Tosca, integrado aquí en una trama tan exótica como extravagante.

La partitura de Giordano juega, en cambio, bazas más interesantes gracias a la profusa integración de melodías folclóricas rusas y la utilización de la disonancia para expresar el paroxismo y la desesperación. Testifican a favor de Siberia su calurosa acogida en París en 1905, que recibió elogiosas palabras de Gabriel Fauré, quien saludó su segundo acto como «una de las páginas más singulares y cautivadoras que puede ofrecer la música dramática moderna».

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