Una imagen terrestre es un espectáculo de Juan Diego Calzada, Ángela López, Nazario Díaz del colectivo andaluz Vértebro.

Sinopsis

Ya no cabe el mundo en una postal. En realidad, nunca cupo, pero teníamos fe y creíamos en esa imagen perfecta recortada sobre un rectángulo minúsculo, con unas líneas por detrás que personalizan el cachito de planeta hurtado por el ansia de conocimiento, o por el compromiso con la presencia, o por enarbolar el cosmopolitismo, o vaya usted a saber. Después de un tiempo de barbecho, la tierra es otra: o se pierde o renace. Vértebro renace. El colectivo andaluz conformado por Ángela López, Juan Diego Calzada y Nazario Díaz estrenó en el último festival TNT de Terrassa su espectáculo post-barbecho: esta imagen terrestre que llega como una postal, una reflexión sobre la tierra y los fuegos que la asedian tras una investigación desarrollada a lo largo de 2020 y 2021. De observar el paisaje desde la distancia de la inacción relativa (nunca se está en barbecho del todo) y desde la relación pantalla mediante impuesta por el imperativo pandémico, surgen las ganas de hablar de la sobrepoblación y, con ella, de una humanidad que gravita alrededor de la incertidumbre y se desvanece ante la vida misma.

Es evidente que se están superando límites y que asoma el peligro de no poder volver atrás, de viaje sin retorno hacia algo insospechado. Somos muchos en el planeta y quizás haya quien piense diseños de un mundo menos habitado, para bien y para mal. Distopía contada al calor del fuego, pasado y futuro en una sola imagen para pensar el presente. La composición de la pieza consiste en cuerpos en acción, dispositivos lumínicos y una banda sonora, firmada por Isabel do Diego. Tensión y suspense entre los medios artísticos dispuestos y la mirada del espectador, relación de ida y vuelta de la que saltan preguntas como chispas y atizan provocaciones muy conscientes, porque de lo que se trata es de que, como testigos de esta extraña danza, nos replanteemos cosas, que dejemos que las certezas se licuen, se desparramen como un líquido que conquista cada forma y pierdan toda consistencia. Y plantearse si se puede confiar en que las generaciones futuras tendrán una fuerza colectiva y correctiva frente al caos, sin olvidar que es imperioso actuar ya. Acción o extinción. En esta paradoja con trazas de irresoluble discurre la pieza, como discurre hoy el antropocentrismo, que se ha puesto en crisis a sí mismo. La propuesta, de momento, es levantar el asfalto y escuchar la tierra de nuevo.

Duración:
Idioma:
Castellano
Edad:
A partir de 12 años
Sinopsis

Ya no cabe el mundo en una postal. En realidad, nunca cupo, pero teníamos fe y creíamos en esa imagen perfecta recortada sobre un rectángulo minúsculo, con unas líneas por detrás que personalizan el cachito de planeta hurtado por el ansia de conocimiento, o por el compromiso con la presencia, o por enarbolar el cosmopolitismo, o vaya usted a saber. Después de un tiempo de barbecho, la tierra es otra: o se pierde o renace. Vértebro renace. El colectivo andaluz conformado por Ángela López, Juan Diego Calzada y Nazario Díaz estrenó en el último festival TNT de Terrassa su espectáculo post-barbecho: esta imagen terrestre que llega como una postal, una reflexión sobre la tierra y los fuegos que la asedian tras una investigación desarrollada a lo largo de 2020 y 2021. De observar el paisaje desde la distancia de la inacción relativa (nunca se está en barbecho del todo) y desde la relación pantalla mediante impuesta por el imperativo pandémico, surgen las ganas de hablar de la sobrepoblación y, con ella, de una humanidad que gravita alrededor de la incertidumbre y se desvanece ante la vida misma.

Es evidente que se están superando límites y que asoma el peligro de no poder volver atrás, de viaje sin retorno hacia algo insospechado. Somos muchos en el planeta y quizás haya quien piense diseños de un mundo menos habitado, para bien y para mal. Distopía contada al calor del fuego, pasado y futuro en una sola imagen para pensar el presente. La composición de la pieza consiste en cuerpos en acción, dispositivos lumínicos y una banda sonora, firmada por Isabel do Diego. Tensión y suspense entre los medios artísticos dispuestos y la mirada del espectador, relación de ida y vuelta de la que saltan preguntas como chispas y atizan provocaciones muy conscientes, porque de lo que se trata es de que, como testigos de esta extraña danza, nos replanteemos cosas, que dejemos que las certezas se licuen, se desparramen como un líquido que conquista cada forma y pierdan toda consistencia. Y plantearse si se puede confiar en que las generaciones futuras tendrán una fuerza colectiva y correctiva frente al caos, sin olvidar que es imperioso actuar ya. Acción o extinción. En esta paradoja con trazas de irresoluble discurre la pieza, como discurre hoy el antropocentrismo, que se ha puesto en crisis a sí mismo. La propuesta, de momento, es levantar el asfalto y escuchar la tierra de nuevo.

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