Presentar una temporada 2022-23 como la del Centro de Cultura Contemporánea Condeduque es para ponerse nerviosa. Natalia Álvarez Simó, su directora artística, reconoció estarlo en la puesta de largo ante los periodistas y creadores asistentes al evento. Nervios que también puso de manifiesto la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy, por tratarse de un «centro de referencia para la creación contemporánea a nivel internacional», un lugar donde «explorar los nuevos caminos de la modernidad».
Hace ya tres años que Álvarez Simó desembarcó en Condeduque –tras su exitoso viaje por los Teatros del Canal– para dar un giro de timón a la programación y convertir estos antiguos cuarteles en un espacio para la reflexión, para que el tejido creativo pueda expresarse y donde «todo el mundo tenga un lugar». En su voluntad está «mostrar que los temas que nos atañen los podríamos abordar desde distintas disciplinas».
Así, y bajo el lema «Un secreto a voces», artes escénicas, música, cine, arte, pensamiento, palabra, mediación y debate son los ejes centrales que vertebran las 133 actividades programadas.
Grandes nombres de la escena internacional
Entre los 7 espectáculos internacionales, las 21 propuestas nacionales y las 3 proyecciones, sobresale la presencia de uno de los miembros de la dirección artística de de Schaubühne Thomas Ostermeier, quien, de la mano del escritor y activista francés Édouard Louis, presenta Quién mató a mi padre, del 19 al 21 de enero. El impacto demoledor del texto se intensifica al escucharlo en boca de su autor, que a su vez baila y comparte recuerdos de infancia.
Otro de los platos fuertes de esta temporada en Condeduque es el estreno en Madrid de Seises, de Israel Galván, del 19 al 22 de octubre. En su nueva creación, el bailaor sevillano mira hacia atrás para reencontrarse con el niño (prodigio) que fue, como queriendo volver a sentir por vez primera las emociones que depara el flamenco al apasionado que lo descubre.
Por su parte, el director, coreógrafo y performer Euripides Laskaridis llega a Condeduque el 1 y 2 de febrero con Relic, un unipersonal breve y contundente, a medio camino entre la oda y la crítica a la ridiculez. Fue estrenado por el ascendente creador griego en Barcelona en 2015, cuando estaba en proceso de construcción esa estética de lo grotesco que ha caracterizado todo su trabajo posterior, incluida Titans, su pieza más conocida y representativa.
También destaca entre la heterogénea programación de Condeduque el estreno en Madrid, el 17 y 18 de marzo, de la última pieza de Tanya Beyeler y Pablo Gisbert, o lo que es lo mismo, El Conde de Torrefiel. El montaje Una imagen interior, que se ha presentado en los principales festivales europeos como Avignon (Francia) y el Kunsten (Bélgica) es un ejercicio poético que sonda los principios fundacionales del concepto de ficción en disputa constante con la incuestionable ley gravitacional a la que están sujetos los cuerpos.
Ese mismo mes, el 30 y 31 de marzo, el Ballet Nacional de Marsella abordará un repaso al panorama coreográfico actual con Childs / Carvalho / Lasseindra / Doherty. En principio, no hay un hilo conductor entre la racionalidad matemática de la pieza minimalista de Lucinda Childs, la estridencia voguing de Laissandra Ninja, la ambigüedad de la obra de Tania Carvalho y esa mirada a los suburbios de Belfast que recrea Oona Doherty. Pero es solo apariencia.
En el universo del coreógrafo y bailarín francés Jérôme Bell no existe el cuerpo viable, la perfección técnica ni la pirueta de infarto. La suya, desde hace mucho tiempo, es una danza hecha por gente que baila. Gala, exitosa pieza que viene presentando desde 2015 y que toma vida de nuevo del 19 al 21 de mayo en Condeduque, lejos de ser excepción, es ejemplar de esta filosofía. En cada lugar donde se presenta se escoge un variopinto y heterogéneo grupo de ciudadanos sin experiencia escénica previa que, tras un entrenamiento que no requiere técnica ni estudios, reclamará su derecho como ser humano de bailar para ser visto. La propuesta se representa, irónicamente, como si fuera una gala, la más glamurosa forma de la representación escénica.
Asimismo, en la propuesta de la coreógrafa y bailarina Lia Rodrigues, por primera vez programada en Madrid, el 22 y 23 de abril, hay danza enérgica, palabras, canciones y gritos pero, sobre todo, hay furia. Fúria es precisamente el título de esta obra creada durante nueve meses en 2017, coincidiendo con la campaña electoral que llevó a Bolsonaro al poder. La estética de la propuesta sigue su línea habitual. Hay referencias al poder, a los oprimidos y a las carrozas festivas del carnaval. Hay bailarinas negras pintadas como esculturas doradas, hay materiales de desecho fingiendo ser lujosos.
Más teatro, danza y performance hasta diciembre
En septiembre el protagonismo es para Roger Bernat y su convocatoria a la Dormifestación, la noche del sábado 17 al domingo 18. Porque dormir es la huelga más antigua, los dormifestantes reclamarán «el derecho a ser improductivos, a deshacerse de profesiones y confesiones, a desaparecer, que es, al fin y al cabo, el gran privilegio de los espectadores».
Tomando como referencia a Judith Butler, los italianos Motus reflexionan a través de la propuesta teatral Tutto Brucia (1 y 2 de octubre) sobre cómo la pandemia, punta de iceberg de la gran crisis climática que vive el planeta, ha puesto de manifiesto como ninguna otra circunstancia, cuáles son los cuerpos que importan y los que no.
Desde otro lugar, Edurne Rubio y María Jerez observan el espacio teatral como ecosistema para, aprovechando su propia topografía, tecnología y materialidad acercarse a la extrañeza de la naturaleza, a sus dramaturgias y a sus fenómenos. Su propuesta escénica, para los días 28 y 29 de octubre, lleva el complejo título de A nublo 40°25’37.6″N 3°42’42.1″W.
Después del éxito fulgurante de su última obra, Los farsantes, el dramaturgo, director y guionista de cine Pablo Remón mira hacia atrás para tomar impulso. Hace un tiempo decidió reescribir cada cinco años un texto, del que ya se estrenó la primera versión. Lo que tomó cuerpo en el añorado Pavón Teatro Kamikaze en 2017, que se llamó Barbados, etcétera, no es lo mismo que esto que ahora se titula Barbados en 2022. Ni Remón ni sus actores, Fernanda Orazi y Emilio Tomé, son los mismos cinco años después. Estará en cartel del 23 de noviembre al 3 de diciembre, como parte de la programación de la 40ª edición del Festival de Otoño de Madrid.
Igualmente la New creation del coreógrafo brasileño Bruno Beltrão con Grupo de Rúa se estrena en España como parte de la programación del Festival de Otoño. Diez bailarines se mueven como un hormiguero humano que vibra y deslumbra en esta obra poderosa y conmovedora que da testimonio de los últimos cuatro años en Brasil: una sociedad en manos de la ultraderecha.
Cierran la cartelera escénica de Condeduque este año 2022 –el 17 y 18 de diciembre– Cris Blanco, Jorge Dutor y Guillem Mont de Palol con lo pequeño, un divertido espectáculo para todos los públicos, en el que pasan muchas cosas como por arte de magia y a la vez no pasa nada.