Galina Rodríguez

Nadie sabría decir lo que puede un encuentro es un título y un manifiesto, un ensayo sobre el encuentro como un suceso que irrumpe, transforma y abre nuevas posibilidades. Un combate sin oponente conocido, un deseo sin certeza, un amor cuyo rostro aún no se revela, un acontecimiento puro.

El título Lake Machine alude a dos obras fundamentales de la danza, la música y el teatro: El lago de los cisnes, con coreografía de Julius Reisinger y música de Tchaikovsky, y Hamlet Machine del dramaturgo alemán Heiner Müller. Odette, Odile y Ofelia aparecen en escena y se construye con ellas una sutil relación filial. Esta sugerencia de un parentesco imaginario se compone en el territorio de lo simbólico.

La recuperación de sus presencias y sus historias conduce a una nueva perspectiva contemporánea y feminista. Los personajes clásicos son reinterpretados y transformados para sopesar la vida de mujeres cuyas vivencias han sido silenciadas. La contundencia de la muerte y la celebración de la vida cobran movimiento y confieren el carácter misterioso de la experiencia, porque en donde anida el misterio reside también la fe.