A Fuego es una de esas obras que te reconcilian con el verso. La compañía La Bella Otero consigue que el texto, escrito en una forma poética cuidada y vibrante, suene cercano, actual y lleno de vida. Nada de caspa ni de teatro polvoriento: aquí el verso emociona y arrastra, recordándonos su potencia cuando está bien trabajado.
La historia entrelaza pasado y presente de manera muy natural, apoyándose en la propia autoficción del autor para darle al relato una capa de verdad muy bonita. En el fondo, A Fuego habla de algo que todos entendemos: las ganas de dejar una marca, de sobrevivir al paso del tiempo, a través del arte o de cualquier forma posible.
Una propuesta inteligente y emotiva, que demuestra que la tradición y la modernidad no solo pueden convivir, sino que juntas pueden arder con más fuerza.