¿Sabes cuál es el problema de este mundo?

A.K.A. (Also Known As)

A.K.A. (Also Known As)
11/11/2019

Si supieran lo complicado que me resulta hablar de A.K.A. (As Known As). En primer lugar, porque se ha escrito tanto y tan bien de la pieza que parece que estuviera todo dicho. En segundo lugar, me produce un profundo respeto escribir con la presión de no estar a la altura de un montaje de esta envergadura. Por último, porque en mi caso, ha satisfecho tanto mis expectativas que no me gustaría bajárselas al futuro espectador.

A poco que me conozcas un poquito, deberías saber que uno de mis TOC más conocidos, en lo que a teatro se refiere, es mi afán por conocer todo lo que se cuece en la escena teatral catalana. Y de ahí a convertirme en una groupie hay un solo paso. Y sí, reconozco que me convertí en una groupie de esta función al poco de estrenarse en la Sala Flyhard de Barcelona. Sin tan siquiera haberla visto. De repente, el Timeline de mi Twitter empezó a llenarse de post-its cada semana recomendando esta obra. Mi interés se despertó mucho antes de que fuera galardonada con premios pero yo ya tenía la corazonada de todo lo que vendría después. Mis sospechas se confirmaron en marzo, cuando por fin emprendí viaje a Girona para verla en la Sala La Planeta. Meses antes leí el texto y, sin duda, supe que era una pieza transformadora, lo suficiente como para que te cuestiones a ti mismo de qué manera has contribuido a que la sociedad trate con tantos prejuicios a un niño de origen árabe.

A.K.A. es una función de temática social necesaria, sobre todo para aquellos intolerantes que no conciben un mundo en el que quepamos todos sino solo unos pocos privilegiados. Pero también para ti, que me estás leyendo, porque todos tenemos la responsabilidad de construir una humanidad mejor. No soy persona de repetir montajes pero esta ya la he visto dos veces y aún me queda una más antes de que se despida del Teatro La Abadía.

Si hay algo seguro, es que esta función no se entiende sin la brillante aportación de cada uno de los miembros que conforman el montaje: el texto de Dani J. Meyer, que en alguna ocasión he leído que lo han tachado de tramposo, pero qué es la vida sino una trampa. La dirección de la fantástica Montse R. Clusella, que aporta un ritmo vertiginoso en el que es imposible no quedar atrapada. Albert Salazar, hace un trabajo excepcional. Merece la pena sólo por ver su recorrido emocional, cómo lo vincula físicamente y cómo mantiene la obra solo frente a la mirada del público a sus ojos.

Decía el Sombrerero Loco en Alicia en el país de las Maravillas:

«¿Sabes cuál es el problema de este mundo?
Todos quieren una solución mágica a los problemas, pero todos rehusan creer en la magia»

Hay algo del Sombrerero Loco en Carlos, el protagonista, y es que, a pesar de tener todo en contra, no renuncia a su necesidad de seguir creyendo en la magia. Y justo eso, es lo que le (nos) salva.

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