Llegué al teatro nerviosa, con esa mezcla entre emoción y miedo, por ver la adaptación que habrían hecho de mi película favorita de la infancia. Aladdín, el musical. ¡Por fin en la Gran Vía! Y menudo viaje sin moverse de la butaca…
No decepciona. Una obra brillante, la mires por donde la mires. Vestuario, música, escenografía y elenco de 10. ¿A destacar? El actor que hace de genio: David Comrie, que eleva el musical a su máximo esplendor. La escena de «No hay un genio tan genial» es tan brutal… Se me pone la piel de gallina cada vez que la recuerdo. Y he de confesar que alguna lagrimita también cayó con «Un mundo ideal».
¿Lo único «malo»? Que las letras de las canciones son diferentes a las de la película y se hace complicado cantarlas para los que las tenemos muy interiorizadas. Jajaja Pero, aun así, se han versionado muy bien y han conservado la esencia de una historia que seguro que dará más de «Mil y una noches» maravillosas a los espectadores del Coliseum.