Vibrante exposición de unos hechos complejos

Altsasu

Altsasu
09/07/2023

En una época con tantas fuentes de información y tanta accesibilidad parecería extraño que se puedan crear historias y hechos que no sean fieles a la realidad o que sean reconvertidos para apoyar una idea concreta. Pero pasa, y muchas más veces de las que cualquiera se pueda llegar a imaginar.

Los hechos de Altsasu se han convertido ya en un capítulo más de la historia rocambolesca del Estado Español. Dos Guardia Civiles y sus novias fueron agredidos en un bar del pueblo navarro mientras estaban fuera de servicio. Durante la investigación, más dirigida que hecha con diligencia, se detuvieron a un gran número de vecinos de la localidad y se les acusó de terrorismo, con todo lo que esto implica. ¿Desproporcionado?

María Goiricelaya, directora y dramaturga, tiene en esta obra una tarea muy compleja y difícil, explicar unos hechos que han dado la vuelta al país y que han sido muy controvertidos de la manera más escéptica posible, intentando no entrar en un posicionamiento político.

Con una estructura y un montaje muy interesante y acertado, consigue narrar un relato con muchas vertientes de maneta inteligente y muy clara. Un escenario sencillo, pero preciso para el movimiento de los intérpretes en el escenario y la creación de los espacios necesarios para el relato. Toda la apuesta teatral es magnífica y cuida al detalle aquello que quiere explicar.

Nagore González, Egoitz Sánchez, Aitor Borobia y Ane Pikaza, son los Guardia Civiles, sus novias, son el pueblo, los acusados, las abogadas, la jueza… y en cada papel se transforman completamente. En ocasiones algunos de estos personajes llegan al límite del estereotipo y flaquean, pero acaban reconduciéndose.

Sánchez y Borobia tienen una dificultad añadida en su cambio de rol intenso e instantáneo, de víctimas a acusados en cuestión de segundos. Este salto de actitud y de personalidad se realiza con una facilidad que deja asombrado al público. Goiricelaya consigue de manera simple -una sudadera- que el salto de personaje quede claro visualmente en un texto con mucho ritmo e intensidad.

La tensión y la emoción de la historia va creciendo a medida que la espectadora va entrando en la vorágine de los hechos y su narración. Un relato que se va construyendo rápidamente con claridad, atrapando al público con cada personaje.

Historia reivindicativa que aboga para trabajar por la convivencia y el entendimiento. Intensa y con un final vibrante, va construyendo un marco emocional que provoca que a más de una persona del patio de butacas le caiga alguna lágrima cuando todo acaba.

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