Maravilloso poema teatral

Amor, amor, catástrofe. Pedro Salinas entre dos mujeres

Amor, amor, catástrofe. Pedro Salinas entre dos mujeres
16/05/2021

Amor, amor, catástrofe. Pedro Salinas entre dos mujeres nos cuenta la historia de un encuentro que cambió tres vidas. Pedro Salinas, Margarita Bonmatí, esposa del poeta, y Katherine Whitmore, profesora estadounidense de lengua y literatura españolas, son los protagonistas de un triángulo amoroso cuya existencia trascendió y transformó la historia de la poesía española.

Los poemarios La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento encuentran su origen en las cartas que Pedro Salinas le envía a Katherine Whitmore. Los versos de esta extensa correspondencia dieron vida a la trilogía amorosa más importante de la poesía española del siglo XX y provocaron al mismo tiempo el intento de suicidio de Margarita, la mujer del poeta.

El espectáculo Amor, amor, catástrofe está compuesto de una sucesión de monólogos intensos, vivos y entrelazados que conforman un verdadero poema teatral impregnado de la poesía salinesca. El ejercicio dramático que ha realizado Julieta Soria es brillante: ha entretejido las tres historias, fusionando presente, pasado y futuro, sumergiendo al espectador en todos y cada uno de los fragmentos de vida, que va recibiendo y ordenando al tiempo que vive una historia de amor a tres, que es en realidad una hermosa composición poética que tiene su esencia en la voz y en la presencia de sus protagonistas. La dramaturgia es un magnífico juego escénico, una delicia poética que convierte a la obra en todo un homenaje al amor a la palabra y a la poesía.

La dirección escénica de Ainhoa Amestoy es muy precisa, ágil y ante todo eficaz. Uno de los mayores aciertos del espectáculo es la presencia constante de los tres personajes, siempre activos y partícipes de su historia. Se mueven y ellos mismos transforman de manera sutil pero determinante su espacio vital interno que, si bien está lleno de soledad, desborda vida y verdad.

El elenco está formado por un magnífico trío de ases que con un talento sobresaliente y en equilibrio cautiva al espectador, y así te entregas por completo a acompañarlos en su viaje poético. Los tres personajes están en todo momento solos, pero acompañados y sobre todo vivos. Dos palabras definen el talento interpretativo de Juan Cañas: solvencia y elegancia. Su expresión, movimientos, su sola presencia escénica irradia una elegancia natural y carismática. Su viaje es sin duda el de la ilusión, transmitiendo una abrumadora intensidad de vivir su vida y la poesía. Lidia Navarro da vida a un personaje difícil que enfrenta dos momentos muy diferenciados: la inocencia y vitalidad de la joven estudiante que siente el amor de su profesor poeta, y el desengaño y madurez de una mujer que ha decidido romper una relación ilusionante a partir de la empatía. Esa misma empatía que le lleva a tomar la decisión de entregar finalmente las cartas sabiendo que su contenido contiene un valor poético imprescindible para la historia literaria. Por su parte, Lidia Otón realiza un viaje interior desgarrador del que sale sin duda renovada y tomando el control de su propia existencia. La fuerza de su mirada, la verdad de su palabra y la bondad de su ser te arrollan y vives con ella su sufrimiento y el nacimiento de una nueva oportunidad de vivir. Una interpretación soberbia y sobrecogedora.

El espacio y el tiempo separa y une al mismo tiempo a los tres personajes que encuentran su centro en un sentimiento de soledad compartida. La puesta en escena sencilla y completa, compuesta de tres sillas y varias mesas, está construida a favor del suceso escénico que no necesita artificio porque encuentra en la presencia y la voz de los tres amantes su esencia. La música y las luces juegan siempre a favor de este hecho teatral en un todo dramatúrgico dotado de equilibrio y talento poético.

Amor, amor, catástrofe es una maravilla poética que rebosa amor a la vida y a la poesía en todo su significado.

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