No existe mayor tragedia para cualquier madre y padre que sobrevivir a sus hijos. La experiencia y el dolor que genera es tan inconmensurable que ni siquiera el diccionario recoge un término que explique con palabras esa desgarradora vivencia. Si a la tragedia se le añade que el hijo o hija perdidos eran menores la pérdida es aún, si cabe, más devastadora. Si la muerte ha sido inesperada y violenta lo agrava todo, pero si tu hijo o hija además de fallecer ha sido antes responsable de la muerte de otros, seguramente esa madre y ese padre no volverán a vivir más; tan solo sobrevivirán, a pesar de todo. La responsabilidad y la culpa marcan de forma irremediable la crianza. […]
Bea López
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