Una mujer nos muestra la soledad, la ruptura, el desencanto, el odio, la tristeza, la rabia y la venganza de una vida en la que lo ha dado todo y no ha recibido nada. Encerrada en una habitación sin muebles, símbolo de la desnudez de su alma, el personaje de Anabel Alonso nos muestra sin ambages, su rompimiento y su punto de vista sobre lo que la rodea. Durante 90 minutos interpela a sus vecinos, a los viandantes y a lo que le rodea desahogándose y sacando su rabia; es significativo que el público no oiga nada pero ella sí…¿Lo oye o lo imagina?
Desde el principio nuestra protagonista tiene una energía muy alta y la mantiene durante toda la función, algo digno de elogio, y nos mantiene en vilo durante toda su caida a los infiernos. El texto es un claro ejemplo del Existencialismo mas puro donde Simone de Beauvoir nos muestra sus dudas y aislamiento femenino y la necesidad de romper con ello para reclamar la independencia social y emocional.
Una obra que que nos sacudirá emocionalmente y que no nos dejará indiferentes nos está esperando en la cartelera madrileña.
