Poco a decir y nunca mejor dicho, tratándose de una obra donde no hay texto hablado. Esto no debe asustar nadie noacostumbrado al tetro de máscaras y gestual. Es sencilla y apabullantemente genial y maravillosa, utilizando un lenguaje universal donde sobran las paraulas y es elocuente a mas no poder.
Poética, tierna, sensible que no sensiblera, íntima.
Vemos un matrimonio, de los de toda UNA VIDA juntos, afronta la enfermedad del Alzheimer que ela empieza a sufrir. Sin esconder ni huir de nada (ni siquiera de la rutina sin más de la pareja, ese pasar de los días), ni el drama vital de ella, la injusticia del olvido, la impotencia y rabia de él, transitamos por un camino rebosante de emociones, que lleva una década acompañanado a miles de espectadores en decenas de países.
Un drama que no busca la lágrima fácil, una comedia lejos de los recursos tantas veces vistos. En definitva, una obra universal, atemporal y que nadie que ame el teatro, bueno, la vida, de hecho, debería perderse.