Sin pelos en la lengua

Admiro a esas personas que se suben a un escenario y hacen monólogos. Siento vértigo cuando les veo hablar con desparpajo, sin apenas pestañear y también improvisando.
Con Tinder Sorpresa de Andreu Casanova vemos un diálogo entre el público y el actor constante, pero también seremos testigos de esa improvisación de la que antes os hablaba. Entraron personas tarde a la función y Andreu les iba preguntando cosas de forma natural y así creó una divertida e interesante sinergia.
El espectáculo empieza con una introducción que son unas preguntas generales al público y en torno a lo que se iba contestando se daba forma a la parte improvisada, sin embargo llega la parte del guión (la aprendida) y pensaba que iba a decaer el texto, pero Andreu con su desparpajo y con su abrumadora sinceridad nos hace morirnos de risa.
Es un espectáculo muy directo y cuenta algunas historias propias y otras las toma prestadas de amigos sobre Tinder y nos narra estas situaciones tal y como las siente o las sintió en esos momentos y todo esto nos lo explica con mucha tranquilidad y naturalidad por lo que el espectador se parte de risa.
Personalmente, prefiero que el actor no sea un autómata y juegue con el espectador pero, como espectadora, no sabría cómo llevar si Andreu me empieza a preguntar cosas y fuese el centro de todas las miradas. Aunque lo hace con mucho respeto y educación, pero os prometo que estaría metida debajo del asiento o al salir del teatro me iría corriendo a casa.
Tinder Sorpresa no tiene pelos en la lengua y nos cuenta una triste realidad de la que muchos y muchas hemos sido testigos. Sin tapujos y a lo loco.
Una obra brutalmente sincera y disparatada.
Me gustaría llevar a otras personas de mi círculo familiar conmigo para ver qué percepción les da la aplicación después de haber visto la obra.