«Las cartas de Cristián» obra escrita y dirigida por Antonio C. Guijosa se encuentra en cartelera en la Sala Negra de los Teatros del Canal. La obra nos sumerje en el mundo de cinco personajes que son muy diferentes entre sí pero que mantienen una relación entre ellos de algún tipo, ya sea profesional, amorosa o personal.
Cristián –Fael García– presentador de un latenight, es un periodista y personaje público que cae bien y por ello tiene su oportunidad en el gremio televisivo. A pesar de todo no se siente realizado y satisfecho, y en un acto de intentar impresionar a la chica que le gusta desde siempre y que la vida ha vuelto a cruzar, Maggie –Ana Mayo-, se tira a la piscina con su jefe –Rodrigo Poisón– y le sale redondo el negocio ya que este último apuesta por lo que sabe que Cristián tiene, enganche con el público y que le puede hacer multiplicar su cuenta bancaria y llegar a tener un Maserati en la puerta esperándole.
Por otro lado, la secretaria y ayudante del jefe, Laura –Cristina Bertol– nos muestra ser una persona que conoce sus límites y es realista, aunque a veces se sorprenda y el éxito llame a su puerta, prefiere seguir en el lugar en el que está y que le hace sentirse agusto. Por último Máximo Reis –Chema Ruiz– es un periodista de guerra con mucho talento, que la vida no le ha dado la oportunidad de éxito debido quizás a su carácter y que cuando por fin lo encuentra, ‘gracias’ a Cristián, la vida le da un revés y se encuentra con un deterioro cognitivo que no le permite disfrutarlo.
El autor mantiene al público en suspense desde el inicio de la obra que empieza con un suceso que no se sabe si es un sueño o la realidad, y va dándonos cachitos de cada uno de sus personajes, para que el espectador sentado en su butaca vaya recomponiendo el ‘puzzle’.
Es una obra que invita a la reflexión sobre la vida, que habla sobre el éxito injusto o justo, los valores humanos, la ambición, el vacío que sentimos todos a veces, el miedo a equivocarnos, la soledad, el amor correspondido y no correspondido, las segundas oportunidades, la insatisfacción laboral y/o con nosotros mismos, las dudas de como hacer las cosas y no perder los valores aunque eso signifique perder oportunidades; y al final nos damos cuenta que intentando hacer las cosas bien y dejándonos de apariencias, siendo sinceros con los demás y con uno mismo, es cuando realmente encontramos lo que estábamos buscando.