Berlín, Berlín es lo que se espera que sea: divertida y sencilla. Aunque no tiene momentos extremadamente originales, no los necesita, porque lo que sí tiene es un muy buen reparto que sostiene bien la comedia de enredos que es, sacándole al público carcajadas durante toda la función.
Destaca David Carrillo, con un personaje al que las cosas se le complican más y más y más, que no se rinde y no le falta gracia y honestidad en ningún momento.
Una de esas obras para no pensar, para olvidar el mundo un ratito antes de cenar, en las que se disfruta el aprieto constante en el que viven sus protagonistas, en las que crees que cuando ya nada puede empeorar más, siempre hay una manera de que sufran un poquito más.