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Blackface (y otras vergüenzas)

Blackface (y otras vergüenzas)
19/02/2021

Entramos a la sala, nos sentamos a las butacas y… empieza el viaje. Viajaremos en el tiempo, en el espacio, a interiores y exteriores, de la mano de personas, animales y otros… sí, otros seres y formatos diversos.

Como guía de esta aventura tenemos un buen puñado de personajes. Verdaderamente Silvia Albert Sopale desaparece para ceder el espacio a Tomasa, Sara Baartman, el negro de Banyoles y tantos más que no desvelaré. Todos y todas ejemplos de lo que ocasiona un abuso de poder desde el privilegio blanco.

Es un viaje con varias estaciones. También podríamos hacer el símil con un collage o una tela de patchwork, puesto que es como una composición de recortes que conforma una misma realidad. Personajes muy diferentes, con registros muy diferentes. Transitamos del humor al drama, de la poesía a la vehemencia más terrenal, de lo absurdo al realismo. Y este tráfico lo experimenta la escenografía, el vestuario e incluso vemos afectada por esta vorágine a la ama de ceremonias.

A destacar el trabajazo de la actriz en la interacción con estas dos vertientes, escenografía y vestuario ( especialmente creativo y muy jugado. Muy buena trabajo también de Gina Baldé), puesto que está sola en escena, hay muchos cambios y absolutamente todos son limpios y cuidadosos. No pierde el ritmo, ni en estas interacciones ni en las transiciones entre personajes, que son rápidas, directas, claras y enseguida nos sitúan. Movimiento, texto, audiovisual, canción… en poco más de una hora vemos el uso de infinidad de recursos.

Finalmente destacar también la enorme disponibilidad, capacidad de juego, espontaneidad y frescura de Silvia Albert Sopale, que demuestra tener muchísimas tablas y estar absolutamente receptiva a lo que ocurre en la sala, para integrarlo sin problema, si se tercia, e interactuar con el público de una manera amable, cuidadosa y nada forzada, que nos hace sentir que estamos presentes en todo momento (nada de whatsap, instagram, facebook, twitter, gmail,… ). Final de trayecto, toca abandonar las butacas y atravesar de nuevo la puerta hacia el exterior, pero como en todo viaje, algo se viene con nosotras…

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