Si tuvieras que enumerar todo aquello que te gusta, te emociona y da sentido a tu vida, ¿sabrías elegir qué incluir? No es tan fácil como parece porque la vida, a veces, es precisamente eso: una lista de cosas.
La música de Ray Charles o de Nina Simone, dos abuelos paseando de la mano, el olor de los libros viejos o que te dejen quedarte mirando la tele cuando ya ha pasado la hora de irte a dormir. Son solo algunas de esas cosas extraordinarias para el protagonista de esta obra escrita por Duncan Macmillan y dirigida por Pau Roca.
Mediante el monólogo, que a veces carece del ritmo y de la fuerza esperados para un texto así, Brays Efe da vida a un personaje que trata de llevar al público hasta la catarsis en la intimidad de la sala Lola Membrives del Teatro Lara, el escenario perfecto para conseguir un clima de empatía en el que reír y emocionarse está permitido. Porque, como en la vida, nuestros sentimientos pueden viajar a la deriva. Lo que hoy hace de ti la persona más feliz del mundo, mañana puede llevarte a la oscuridad más absoluta.
En Las cosas extraodinarias todos somos protagonistas. En sentido literal, porque cualquiera puede ser actor o actriz por un día; y en sentido figurado porque, de algún modo, siempre hay algo en el texto que conecta con una parte de nosotros, por muy escondida que parezca estar.
La obra es un viaje a los recuerdos con escala en la nostalgia, que habla de la felicidad y de la tristeza porque, como dijo Rainer María Rilke: “Lo bello es el comienzo de lo terrible que todavía podemos soportar”.