Pau Roca dirige e interpreta este monólogo (con matices) de Duncan Macmillan. Una propuesta diferente avalada por El Terrat y Sixto Paz en la que un hombre va desgranando como se aferra a la vida y a la felicidad pese a que parte de su mundo se esta derrumbando.
Una madre astiada de vivir y un padre poco atento a sus necesidades marcan la existencia de este niño que según va creciendo va cayendo en el pozo negro de la tristeza. Su única arma para no caer es un objetivo: escribir una lista con las cosas que le parecen extraordinarias. Esto en un principio era una tabla de salvación para su madre, pero se acaba convirtiendo en una salvación para el.
Es imposible hablar de esta función sin mencionar lo mas curioso que tiene: el montaje. Un solo actor en escena que va contando su vida pero que, de vez en cuando, saca a alguien del público para interpretar a alguno de los secundarios de su vida creando pequeños diálogos con diferentes personajes. Esto es algo muy reseñable y, quizá, aterrador para cierto sector de la sociedad que le espanta ser sacado en una obra de teatro y convertirse en el centro de atención.
Por otro lado, debo decir que, quizá me ha faltado algo en la interpretación de Roca. Quizá he echado en falta algo mas de simpatía, cercanía o alegría; pero desde luego, esto no ensombrece el gran trabajo que hay detrás.