Maravillosa tragicomedia burresca

Burro

Burro
15/11/2023 - Teatro Reina Victoria

Ay Teatro, la compañía formada por el dramaturgo madrileño Álvaro Tato y el director argentino Yayo Cáceres, ha regresado a los escenarios y lo ha hecho subida a lomos de un asno y en compañía de Carlos Hipólito, Fran García, Iballa Rodríguez y Manuel Lavandera.

Burro, su quinta producción, es un espectáculo con música en directo, inspirado en las obras maestras de la literatura que giran en torno al asno. Un nuevo y original acierto que afianza la trayectoria de la compañía, que destaca una vez más por su concepción del hecho teatral. Burro es una hermosa tragicomedia poética o lo que es lo mismo una maravillosa burrada escénica con el sello inconfundible e incomparable de Álvaro Tato y Yayo Cáceres.

No es una exageración el afirmar que lo que ha hecho Álvaro Tato en la composición textual de este espectáculo es una auténtica burrada en el sentido más literal y bello de su significado. La selección de escenas y fragmentos es cuanto menos reveladora. El texto es una invitación generosa a nutrirse de una gran, y maravillosa, selección de historias literarias y populares sobre el burro. Un animal que si bien tenemos muy presente en nuestro uso cotidiano del vocabulario (eres un burro, vaya burrada has dicho, este chico es más burro que un arado) e incluso en nuestras canciones populares e infantiles (a mi burro, a mi burro le duele la cabeza; borriquito como tú,…) no conocemos tanto su historia, y puede que no seamos del todo conscientes de cuánto le debemos de nuestra propia identidad.

La dramaturgia es una travesía emocional con un lenguaje poético brillante que solo es capaz de haber sido creado por el ingenioso talento de Álvaro Tato. Fragmentos y escenas de las fábulas de Esopo, Iriarte y Samaniego, El asno de oro de Apuleyo, Misa del asno y Testamento del asno (anónimo), Disputa del asno de Fray Anselmo de Turmeda, Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, El sueño de una noche de verano de William Shakespeare y un homenaje precioso a Platero y yo y Juan Ramón Jiménez forman parte de un trabajo de dramaturgia sencillamente exquisito.

Carlos Hipólito está sobresaliente y magnífico en una interpretación muy solvente con un trabajo exquisito de fisicidad (marca destacable de la dirección del argentino), que sorprende especialmente en el manejo de la comicidad. Acostumbrados a su trayectoria, bastante marcada por personajes dramáticos, es una delicia comprobar cómo se desenvuelve con maestría en el registro cómico y hace un alarde de destreza interpretativa destacable al transitar por la tragedia y la comedia en un viaje emocional apabullante. Porque sí, Burro es una auténtica tragicomedia: ríes, lloras, te sientes brutalmente interpelado, vibras y sobre todo sientes al asno como si verdaderamente tú fueras el protagonista.

La puesta en escena, en apariencia sencilla, evidencia la apuesta de Yayo Cáceres por una escena desnuda que tan solo sea vea provista de lo fundamental y, en donde cada elemento a su vez se mantenga en constante transformación, para que sea el espectador, en el uso de su imaginación, quien termine de completar toda la significación que encierra la palabra y el movimiento escénicos. La música en directo es el elemento que termina de redondear la propuesta con un uso eficaz y dramatúrgico. La melodía y la voz cantada forman parte de la dramaturgia lo cual no solo suma, sino que es motor del suceso escénico. Fran García e Iballa Rodríguez hacen un grandísimo trabajo como músicos e intérpretes. Le añaden mucho dinamismo al espectáculo y contribuyen a nutrir más toda la dramaturgia burresca.

En Burro hay mucha ternura, crudeza y emoción en estado puro. Un montaje que ofrece una reflexión sobre el ser humano a partir del trato y maltrato que el hombre ha ofrecido a los animales con los que comparte existencia en la Tierra. Burro es una obra con una sensibilidad bellísima que traspasa al público y que va a conmover, especialmente, a los amantes de los animales. Al caer el telón y regresar a nuestra realidad humana de nuevo te das cuenta de que nuestra historia no es tan distinta de la del asno, porque el burro también somos nosotros.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, que esta obra se ha estrenado allí y que una vallisoletana es la que firma estas palabras, te recomiendo a ti teatrero y amante del buen teatro que no te pierdas un espectáculo que no te va a dejar indiferente, si no que te dejará una preciosa huella de pezuña.

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