Cae una catedral es el nuevo espectáculo de Los pipis teatro, un duo de actores que arriba del escenario deslumbran con su talento, creatividad y destreza física. Es una obra que va más allá de lo clásico, una performance que rompe la cuarta pared y nos hace parte de sus propios cuestionamientos, sentimientos e ideas.
El texto es profundo e intenso, capaz de captar lo cotidiano y elevarlo al terreno de la incertidumbre. Una historia sencilla que evoca el reencuentro de dos hombres, uno de ellos padece una enfermedad extraña que le va arrebatando pedazos de cuerpo, el otro acompaña desde el sentir esa vulnerabilidad de lo efímero, de lo transitorio, de lo que puede desaparecer en un segundo.
El despliegue físico es extremadamente potente y bello a la vez, la corporalidad se convierte en lenguaje, el movimiento en metáfora, el paso del tiempo en deterioro, la destrucción en hipocresía, la contradicción en significado.
La puesta en escena consigue un resultado eficiente y acompaña con la música y los recursos audiovisuales a esta gran creación artística. El escenario no sólo como espacio sino como anatomía de una despedida.
Los tiempos en escena están muy bien logrados, fluye sin apresuramientos, deja respirar, deja sentir. Nos invita a detenernos ante lo que vamos perdiendo, ante lo que quizá dimos por sentado, ante esa obsesión por lo nuevo que muchas veces nos impide mirar lo esencial, y a la vez el cuestionamiento profundo a esas estructuras sociales arcaicas que cada vez funcionan menos.
Lo mucho que habla el cuerpo y a la vez lo mucho que calla.