Cuando me levanté esta mañana en mi cabeza resonaban una y otra vez las famosas canciones de «Good Morning» y «Singin’ in the rain» tras haber tenido el lujo de presenciar ayer el musical, obra maestra cinematográfica de todos los tiempos Cantando bajo la lluvia llevado a las tablas del teatro Nuevo Apolo en el centro de Broadway; ¡uy, perdón!, quería decir Madrid.
El musical con mayúsculas producido por Nostromo Live y bajo la dirección de Àngel Llàcer y Manu Guix, con dirección musical de este último junto con Andreu Gallén, coreografías de Miryam Benedited y otros muchos profesionales, han conseguido superar con creces todas las espectativas de esta ambiciosa apuesta de la adaptación de este clásico del cine al teatro.
El escenario y absolutamente todo el elenco de actores-cantantes y bailarines, su vestuario, sus coreografías y números musicales con mucho claqué, son un auténtico y verdadero espectáculo que te transporta y te introduce en los dorados y felices años 20, en el preciso momento en el que el cine mudo se transformaba en cine sonoro.
Se trata de una comedia llena de elegancia y romanticismo, protagonizada por Miguel Ángel Belotto como Don Lockwood y Diana Roig como Kathy Selden que nos devuelven la magia y la ilusión de cuando uno se enamora de verdad y todo tu mundo empieza a tambalearse. Creo que para todo el público además existen otros dos claros protagonistas; esta vez no relacionados con una historia de amor pero sin dudarlo son los que arrancan las mayores risas y sonrisas al público del teatro. Se trata como no, del amigo incondicional de Don, simpático, fiel y chistoso Cosmo Brown interpretado por Ricky Mata y la «pareja» pública de Don, Mireia Portas como Lina Lamont que a pesar de que por su papel debería resultar odiosa, con su voz de pito y su risa peculiar, acabas simpatizando con ella y retorciéndote de risa en tu butaca.
Tanto como si has visto cientos de veces la película original como si no la has visto nunca en tu vida, creo que nadie que aprecie un poquito el teatro debería perdérsela. Cuando sales de ver el musical, la alegria y la sonrisa en la cara te acompañan y en los pies un ligero cosquilleo que por momentos si te despistas, te hacen marcarte un paso de baile volviendo a casa. Recomendable 100%.