La nueva versión de Cenicienta, que brilla sobre el escenario del Teatro Coliseum, no rescata una princesa: la libera. Entre luces cálidas, visuales deslumbrantes, un vestuario lleno de color y melodías envolventes, la puesta en escena combina fantasía y conciencia para recordarnos que la verdadera magia no está en el zapato de cristal, sino en aprender a ocupar su lugar.
Esta Cenicienta habla, canta, sueña y se afirma. Su voz, potente, tierna y honesta, rompe el hechizo de los cuentos tradicionales y despierta a una generación que ya no busca rescates, sino reconocerse. A su alrededor, cada personaje aporta humor, ritmo y un mensaje sutilmente reivindicativo que convierte esta historia en algo más que un musical familiar: en una fábula contemporánea sobre la libertad y la identidad.
Una obra luminosa, colorida y necesaria, que demuestra que los finales felices también pueden escribirse en primera persona.
La magia de Cenicienta vuelve a brillar, pero esta vez, con una nueva verdad bajo la purpurina.