Si alguien piensa en un musical parece que sale de manera automática Chicago. Uno de esos clásicos que acaba de llegar a la capital dispuesto a seducirnos. Tenía las expectativas altas, todo hay que decirlo, y esperaba con emoción ese archiconocido número del Tango del pabellón. Sin embargo, creo que en esta propuesta sobresalen mucho más otros números, especialmente cuando Inma Cuevas e Iván Labanda están en escena.
Las canciones que cuentan con todo el elenco de baile se salen, han elegido artistas que son sobresalientes como bailarines. Bajo mi punto de vista, el espectáculo destacaría más si contarán con todo el elenco en más números, puesto que aquellos que tienen un carácter más reducido de artistas en escena, no brillan tanto.
Por otro lado, aunque la apuesta por poner a la banda encima del escenario me parece original y atrevida, me habría gustado más ver el clásico atrezzo de este musical que daría mucho más juego al espectáculo, lo eche de menos especialmente en mi querido Tango del pabellón. La escenografía de la cárcel se suple con un juego de luces que se queda corto. Me habría encantado ver al maravilloso elenco, con el que cuenta este espectáculo, interactuando con unas rejas físicas incorporadas a las coreografías.
Sin duda se nota el trabajo que hay detrás de este espectáculo y las ganas por darle un enfoque diferente.