¿Qué esperar cuando lo que estás esperando es ver un clon teatral de un taquillazo de Hollywood? Pues nada, así no, por favor! No te aferres a las comparaciones porque entonces es muy probable que el show te decepcione. A Chicago se va con la pizarrita en blanco.
También es posible que ya fueras a ver la versión que estuvo en la Gran Vía hace unos años. ¿Por qué deberías repetir musical? Pues mira, querida lectora y querido lector: tienes que «repetir» porque cuando un espectáculo es bueno, es imposible aburrirse, por más versiones que hayas visto en tu vida. Y digo «repetir» entrecomillado, porque es IMPOSIBLE que veas exactamente lo mismo. ¿O es que nunca has repetido un capítulo de Juego de Tronos en tu vida? … Pues eso.
Chicago goza de un libreto impecable, con humor, crítica y mucho ritmo. En este caso, en particular, las adaptaciones de texto y letras son geniales y si algo bueno tiene el hecho de que haya que revisarlas con cada producción, es que se pueden acercar más a la forma de hablar actual que, como adivinarás, va evolucionando.
Pero si por algo que hay que ir a ver Chicago mil y una veces es por la sensualidad que transmite y esas coreografías que … grrrr… ¡Son pura maravilla! >> Si te gusta ver conciertos de Beyoncé, te quedas despierto para ver el descanso de la Super Bowl y si eres de los que aplauden los contoneos de «la nueva Aitana», Chicago y sus coreografías, son para ti. Movimientos de caderas impredecibles, mujeres comiéndose el escenario. Sales lleno de energía, no sé si me entiendes.
El casting es muy acertado. Me entusiasmaron las voces de las protagonistas. Pero me robó el corazón Iván Labanda. OMG, OMG, OMG. ¿Estoy escuchando a Thor en el escenario? No, espera, ¿es Mario Bross? Pero, What the f*** is going on here? …. Descúbrelo tú misma/o. Pero una cosita te digo: es el mejor Billy Flint que he visto.
Te invito a que te pongas bien de brilli brilli y reserves una noche a Chicago. La nueva versión lo merece.