Fantástica puesta en escena de este clásico

Compañía Miedo Escénico: La casa de Bernarda Alba

Compañía Miedo Escénico: La casa de Bernarda Alba
08/04/2019

De las cosas que más me gustan en esta vida es ver a gente joven haciendo teatro contra viento y marea. Un grupo de jóvenes mujeres capitaneadas por Antonio Gutiérrez ponen en pie el archiconocido clásico de Federico García Lorca. Siendo extremadamente respetuosas con el texto y con la concepción que el propio Lorca tenía de la puesta en escena, muy sutilmente hablan de nuestros días. La Compañía Miedo Escénico utiliza «La Casa de Bernarda Alba» para hablar de feminismo, de encierro, de mujeres cuya vida y deseos les han sido negados; mujeres solas sometidas al patriarcado representado en su madre, que, a pesar de ser mujer, encarna toda la fiereza del machismo.

La función tiene grandes momentos que me mantuvieron totalmente agarrado a la butaca tratando de no perderme ni un segundo de lo que pasaba en escena. Mis momentos favoritos son, precisamente los menos realistas. Disfruté enormemente los momentos de cajón flamenco que María Solanes nos daba. Me gustó especialmente cuando María Solanes (Adela) y Marta Miguel (Martirio) simbolizaban la rivalidad entre las dos hermanas menores con una feroz pelea al cajón flamenco. Son especialmente destacables las interpretaciones de María Solanes, Marta Miguel, Inés Bravo (Magdalena) y Nerea Lebrero (Amelia). Estas cuatro chicas encarnan perfectamente las pasiones y carencias de las hijas de Bernarda. Inés Bravo y Nerea Lebrero me gustaron especialmente por convertir dos personajes aparentemente irrelevantes en dos personajes que llaman la atención y con los que te quedas. Inés Bravo le da una fuerza cómica a Magdalena que jamás habría imaginado al leer el texto o al ver otras versiones. Por otro lado, María Solanes, Marta de Miguel y Lara Pérez (Poncia) ponen mucha garra a los sentimientos y pasiones de sus personajes haciendo que cada vez que salen ellas a escena cambie totalmente el ambiente de lo que sucede.

Este es un montaje que merece mucho la pena ver por su fuerza y enorme actualidad. Ha sido una experiencia fantástica haber visto este montaje como homenaje a su autor. Para no perdérselo.

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