Stephen Sondheim, compositor y letrista de Sweeney Todd (1979), musical que sería llevado a la gran pantalla por Tim Burton en 2008, fue también el artífice de Company (1970). Cincuenta y dos años después de su estreno en Broadway, Antonio Banderas adapta este clásico del concept musical, término empleado para referirse a aquellos musicales donde se prioriza el tema por encima de la trama. Lo hace en el maravilloso Teatro Albéniz, espacio que llevaba cerrado desde 2008.
En sus casi tres horas de duración, el espectáculo apuesta por una escenografía minimalista (algo que viene siendo habitual por ejemplo en montajes de la CNTC u otras propuestas internacionales) para transportarnos a Nueva York y contarnos la historia de Bobby, un soltero de oro que, en su cincuenta cumpleaños (en lugar su treinta y cinco de la versión original), empieza a cuestionarse si es mejor permanecer solo o acompañado. Para ello, nos presentará a sus amigos y con ellos iremos conociendo diferentes tipos de parejas.
Acostumbrado a musicales con más desarrollo argumental y mayor variedad escenográfica, he de reconocer que la obra me descolocó un poco al comienzo. En ciertos momentos, la función adolece de cierta irregularidad de ritmo además de un espíritu rancio a la hora de representar a algunas mujeres como «floreros». Sin embargo, todo eso se compensa con el infinito talento que derrocha un reparto entregado. Banderas demuestra ser una estrella 360 (como diría Paquita Salas) con su gran chorro de voz. Sin duda alguna, él es el principal reclamo de este espectáculo, pero quien se acerque a verlo, podrá descubrir además a un elenco de grandes e indiscutibles estrellas.