Todo el mundo conoce la historia de Ebenizer Scrooge, un avaro cruel y egoista al que se le aparecen los fantasmas del pasado, presente y del futuro la noche de Navidad, obra escrita por Charles Dickens. Pero lo que vamos a ver en este montaje es una revisitación alegre, colorista, efectista y musical que deleita a pequeños y a grandes.
Desde el primer instante la magia y el espectáculo se hace presente y no podemos evitar esbozar una sonrisa al verles salir a escena y cantar.
Todo el montaje nos traslada al Londres victoriano de 1843; envueltos en niebla, nieve, necesidad e ilusión a pesar de todo. La musica de David Bueno es muy hermosa y cada canción nos situa en el espacio concreto y la acción exacta. El montaje de Triana Lorite da soltura y energía a las acciones, movimientos e intenciones. La iluminación es abrumadoramente lúdica y crea un espacio onírico en escena. Por último los actores con sus voces e interpretaciones nos abren un mundo de fantasía y fascinación inovidable.
Todo el público (infantil mayoritariamente) estuvo muy atento y con la boca abierta. La energía de escena se traslada al patio de butacas y el público sale con una sonrisa en la cara.
Decididamente aunque no creas en la Navidad, acabas creyendo en el sr. Scrooge.
Gracias señor Dickens.
