Un Wilde mediterráneo

La importancia de llamarse Ernesto

La importancia de llamarse Ernesto
17/10/2021

Cualquier obra literaria pierde algo en la traducción. En el caso de Oscar Wilde, un genio de las letras que conseguía que los juegos de palabras, además de hacer reír, contuvieran reflexiones y críticas muy profundas, resulta todavía más complicado. Afortunadamente, parece que David Selvas ha sido muy consciente de estas dificultades y ha decidido asumir que una fidelidad extrema era imposible y que, por lo tanto, valía más la pena acercarse este montaje a su terreno. De este modo, La importància de llamarse Erenesto juega, aquí, con el espíritu más abierto, pasional, fresco y espontáneo del carácter mediterráneo, manteniendo la historia pero dotándola de una ligereza con menos cinismo y más simpatía. El arriesgado experimento, con una estética a medio camino entre La la land y una película de Wes Anderson, funciona como un pequeño milagro, a pesar de que las piezas de la propuesta podrían no haber encajado. Pero el director, el grupo de actores y, sobre todo, las canciones han generado de una magia especial en este producto que destila gracia y carisma por los cuatro costados.

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